Segunda vuelta en Costa Rica: entre alvarados anda el juego

La primera vuelta de las elecciones costarricenses mostró una vez más toda la incertidumbre del presente ciclo electoral latinoamericano. La falta de certezas se prolongará hasta la segunda vuelta del 1 de abril. Lo no debatible, dada la identidad de los contendientes, es que un Alvarado será el nuevo presidente. Fabricio Alvarado, candidato evangélico del Partido Restauración Nacional (PRN), fue el político más votado, con 24.91% de los sufragios. Carlos Alvarado, del oficialista Partido de Acción Ciudadana (PAC), tuvo 21.66%. La diferencia: 66 mil votos. El porcentaje del tercero al quinto (Partido de la Liberación Nacional, PLN; Partido de Unidad Social Cristiana, PUSC; y Partido de Integración Nacional, PIN) suma 44.16% frente al 46.57% del PRN y el PAC. Dada la corta distancia entre los dos candidatos punteros y el escaso caudal de votos recibido, el sufragio de los seguidores de otros partidos decidirá la elección presidencial. El apoyo de los políticos tradicionales también puede incidir. A dos semanas de la primera vuelta, ciertas declaraciones le han permitido a Carlos recortar distancias. Las últimas encuestas, tanto la del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) como la de Opol Consultores, dan a Fabricio ganador. La primera: 45% y 42%, la segunda apunta a una distancia mayor: 55% y 45%. Pero en ambas la diferencia es decreciente respecto al pasado y todavía falta mucho para abril. Un objetivo común del PRN y del PAC es mantener el apoyo de sus votantes, conquistar a quienes no los votaron y ganarse a los abstencionistas. Probablemente Fabricio ya movilizó a casi todos sus potenciales electores, dada la disciplina del votante evangélico. Por tanto, Carlos afronta el mayor reto, no sólo porque va segundo, sino también porque debe convencer a los desencantados con la democracia y los partidos de los riesgos que supone un triunfo evangélico. Ningún contendiente puede cometer errores. Cualquier traspié pasará factura y a medida que se acerque la fecha electoral el daño será mayor. De ahí la orden de la campaña de Fabricio para que sus seguidores no se pronuncien, incluidos los nuevos cargos. Las declaraciones desafortunadas de la diputada electa Marulin Azofeifa probaron su escasa preparación política, comenzando por el déficit fiscal y la construcción de infraestructuras, temas que debería dominar dada su condición de contadora pública. También se restringieron los contactos con la prensa, filtrando cualquier petición previa de entrevista. Fabricio, para quien “Dios ya estableció” lo que sucederá en su vida, centró su campaña en un ataque frontal al matrimonio homosexual, el aborto y la “ideología de género”, y en la defensa de la familia y los valores tradicionales. Importa saber si lo ya cosechado le permitirá imponerse en abril. Mientras los votantes urbanos y más educados se inclinan por Carlos, el apoyo de Fabricio proviene del medio rural y de los sectores menos educados. Para decidir en el juego entre Alvarados, los ticos deberán decidir con la cabeza, aunque ambos candidatos apelen a sus sentimientos.