Haz tu denuncia aquí

El deporte como detonador de bienestar social

OPINIÓN

·
De manera errónea, en México solemos medir nuestro nivel en materia deportiva conforme a los resultados y medallas obtenidas en eventos y campeonatos internacionales. Si bien estos parámetros pueden ser un reflejo del trabajo realizado a nivel profesional o de alto rendimiento, esto solamente constituye una pequeña parte de lo que representa la cultura física y el deporte en nuestro país. Debemos de partir de la base que el deporte no sólo es una actividad lúdica que realza el cuerpo y el espíritu, sino que constituye también un derecho fundamental reconocido en nuestra Constitución. Desde el punto de vista social, la cultura física y el deporte promueven vínculos más estrechos entre las personas, la solidaridad y el entendimiento mutuos, así como el respeto a la integridad y la dignidad de todo ser humano. Incluso, el deporte puede ser una herramienta para promover el desarrollo integral de habilidades para la vida y resiliencia en niños y adolescentes que viven en contextos de vulnerabilidad, así como el fomento de valores como el respeto, honestidad, creatividad, responsabilidad y trabajo en equipo. Por otra parte, desde la perspectiva de la salud, el deporte también puede utilizarse como instrumento para la mejora de la calidad de vida de las personas. Las estadísticas en este sentido señalan que los niños y personas físicamente inactivos tienen un mayor riesgo de obesidad, obtienen puntajes más bajos en las pruebas y exámenes, tienden a faltar más días a la escuela o el trabajo por enfermedad, obtienen menores salarios laborales y generan costos más altos en el cuidado de su salud. Por tanto, resulta preocupante saber que casi el 60 por ciento de la población en nuestro país es inactiva físicamente y que México ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil y el segundo en obesidad en adultos. Es decir, casi 70 millones de personas en nuestro país padecen obesidad o sobrepeso y es un problema que continúa al alza, ante la falta de políticas públicas claras y transversales. Así, las políticas públicas deben enfocarse en la activación física y la masificación del deporte, con el fin de que permeen a todos los niveles de la población. El gobierno en sus tres niveles, las asociaciones deportivas y sobre todo la sociedad civil, deben asegurar que todas las personas, pero sobre todo los niños y las niñas, tengan el derecho y la oportunidad de disfrutar del deporte, la recreación y el juego. Para lo anterior, es necesario implementar una política transversal que incluya el trabajo conjunto de, entre otras, las secretarías de Salud, Desarrollo Social, Hacienda y Educación Pública, teniendo a la Conade como órgano coordinador de las políticas en la materia. Esta política transversal debe estar soportada por los siguientes factores:
  • Programas conjuntos a largo plazo y transexenales.
  • Reformas a la legislación deportiva, para asegurar la integridad, imparcialidad y legalidad en el actuar de las autoridades deportivas y evitar la discrecionalidad.
  • Promoción y protección de los derechos humanos y la cultura de la paz.
  • Inclusión del deporte adaptado y las personas con alguna discapacidad.
  • Reforzamiento de la materia de educación física en las escuelas públicas y la utilización de los planteles educativos como infraestructura deportiva básica.
  • Transparencia en la gestión y utilización de recursos públicos y rendición de cuentas en el deporte federado.
  • Tribunal deportivo (CAAD) con mayores facultades y presupuesto para asegurar que la justicia deportiva esté al alcance de todos.
  • Mayor presupuesto al deporte y la cultura física, al cual se deberá sumar el dinero que el gobierno federal recauda anualmente por impuestos a alimentos y bebidas hiper calóricas.
  • Sumar a la iniciativa privada, empresarios y sociedad civil, que aporten recursos para el fomento y patrocinio del deporte.
  • Uso de estímulos fiscales como el Efideporte para proyectos de inversión en infraestructura, instalaciones deportivas o programas para la formación de deportistas de alto rendimiento en deporte adaptado o convencional.
Para lograr lo anterior, se necesita de un trabajo conjunto de todos los actores de nuestra sociedad. El Ejecutivo, a través de las secretarías y dependencias, con programas y estrategias claros y objetivos medibles. El Congreso de la Unión, mediante la creación del marco jurídico adecuado y programación de un presupuesto suficiente para cubrir las metas planteadas. Los maestros, con mejor preparación y compromiso, aprovechando la infraestructura de las escuelas. Los padres de familia, comprometiéndose a apoyar a los niños y niñas e involucrándose en la práctica del deporte. Los niños y niñas, aprovechando al máximo las clases de educación física y actividades deportivas. Los empresarios y asociaciones de empresarios de los diversos municipios y estados, a través del estímulo y patrocinio de deporte en su comunidad. Parece un esfuerzo titánico, pero sólo con un trabajo en conjunto y coordinado podremos enfrentar este mal y aprovechar los beneficios que el deporte y la cultura física otorgan al ser humano y a la sociedad.  

Por ERNESTO MEADE

*Presidente del Pleno de la Comisión de Apelación y Arbitraje del Deporte