El robo de combustibles se ha convertido en la actividad delictiva menos cuestionada socialmente, por lo que en un solo año creció 60%.
Ha servido además como válvula de escape para la delincuencia organizada, que ha encontrado un negocio más rentable en la sustracción ilegal de hidrocarburos que en otro tipo de ilícitos, que, aunque los sigue cometiendo, lo hace en menor medida, como en el caso de los secuestros o el tráfico de estupefacientes.
Esa es la verdadera razón por la que los huachicoleros han extendido sus redes y su negocio sube como la humedad en la pared de un baño sin azulejos.
Y para documentar nuestro optimismo, parafraseando al buen Carlos Monsiváis, acá algunos datos: en 2016 se registraron 6 mil 800 tomas clandestinas de hidrocarburos, mientras que en 2017 se contabilizaron 10 mil 600, es decir, 3 mil 800 más en un solo año.
El dato resulta por demás preocupante si se toma en cuenta que en todo el sexenio de Vicente Fox se reportaron mil, y 5 mil en el de Felipe Calderón.
Pero todo esto tiene una explicación. En agosto del año pasado, entró en vigor la resolución 179/2017 de la Comisión Reguladora de Energía, en la que se determinó que en cada litro de gasolina o diesel vendido incluiría los costos por daños a infraestructura y pérdidas económicas provocadas por huachicoleros.
La autoridad denominó eso como “perdidas no operativas” y determinó que Pemex podría trasladar hasta 0.95% del total del robo de combustible al consumidor final, con el argumento de que ese dinero “extra” sería para reparar ductos dañados, combatir al crimen organizado y evitar que los nuevos jugadores privados paguen por eso.
Sin embargo, hasta hoy no se sabe cuánto han recaudado por ese concepto y el resultado está a la vista de todos: estamos frente a un fenómeno inédito e imparable en prácticamente todo el país.
El 80% se concentran en cinco estados: Guanajuato, Puebla, Tamaulipas, Edomex, Veracruz e Hidalgo.
Un verdadero reto para el gobierno de Enrique Peña, pero también para el próximo Presidente, llámese Meade, Anaya o López Obrador, porque el crimen organizado no respeta partidos ni colores.
Ni la CDMX se escapa. Recientemente se descubrió que el huachicol también tocó a Morena. En la delegación Tlalpan se detectaron 60 tomas clandestinas durante la gestión de Claudia Sheinbaum, y el fenómeno prevalece.
Pero la cosa se puso peor porque hace año y medio el robo de combustible dejó de ser delito del fuero común y pasó a ser del fuero federal. Ayuntamientos y estados se desentendieron y lo dejaron a su suerte.
Por esas y muchas cosas más, este sexenio ya rompimos récord con 29 mil tomas clandestinas en todo el país, generando pérdidas económicas por 20 mil millones de pesos al año, aunque de manera extraoficial se habla hasta de 35 mil millones.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Tanto peca el que roba en la huerta, como el que se queda en la puerta.”
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Viernes 17 de Enero de 2025