La relevancia de la inversión japonesa

En los últimos 15 años, México se ha visto favorecido por un creciente lujo de inversión japonesa. Las empresas multinacionales (MN) de ese país han tenido una larga presencia en México, primero con la firma del Acuerdo del TLCAN en 1994 y diez años después, los dos países firmaron el Acuerdo de Asociación Económica (AAEMJ), propiciando un importante auge de la inversión. A partir de los ochenta, las MN japonesas se vieron incentivadas a buscar otras locaciones para invertir. México constituyó un destino atractivo por el potencial de crecimiento del mercado interno y su cercanía con Estados Unidos, un mercado con una elevada demanda. Además, Japón ya contaba con una base de filiales operando en EU. Finalmente, una mano de obra capacitada y relativamente más barata atrajo a los inversionistas. En el país la mayor parte de la inversión japonesa se concentra en el sector manufacturero. Las principales armadoras japonesas en el país: Nissan, Mazda, Toyota y Honda han atraído a las empresas productoras de autopartes y componentes. En los últimos 15 años, 331 compañías japonesas han anunciado un monto total de inversión de 26 mil millones de dólares y el sector de equipo de transporte ha recibido 69 por ciento del monto total de inversión anunciada. La mayor parte de las compañías se han localizado en El Bajío mexicano. El estado con mayor número de empresas es Guanajuato, seguido por Aguascalientes, Jalisco, Querétaro, San Luis Potosí, Nuevo León y Baja California. Así, Japón se ha convertido en el segundo mayor inversionista en la industria automotriz en México. La inversión ha sido impulsada por la Agencia de Comercio Exterior de Japón, la Agencia Internacional de Cooperación de Japón (ambas por sus siglas en inglés) y la Embajada de Japón que han confiado en México. *Es relevante la información, debido a que mañana viajará una misión empresarial mexicana con ProMéxico a ese país para buscar oportunidades.   POR MELBA E. FALCK REYES/ INVESTIGADORA DEL DEPTO. DE ESTUDIOS DEL PACÍFICO Y DEL CENTRO UNIVERSITARIO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES DE LA UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA