Haz tu denuncia aquí

Mujeres Atómicas

OPINIÓN

·
No somos muchas, pero somos machas. Si Charlize Theron fuera mexicana, así es como probablemente se expresaría. Sin querer la actriz ha encabezado una campaña en pro de la mujer destacando la falta de oportunidades que tienen las de mi género en una industria que sigue dominada por el sexo masculino. Durante la promoción de la cinta Atómica que llega a los cines este fin de semana, la rubia actriz aprovechó la atención mediática para hacerse de declaraciones en contra de la industria hollywoodense. Y es que en el filme, situado en el año de la caída del muro, Theron interpreta a una agente del servicio secreto británico que deberá recuperar una lista con los nombres de los agentes encubiertos que trabajan en el Berlín oriental. Durante las casi dos horas de película, vemos a Charlize partiendo traseros a diestra y siniestra, echándose un quien-vive con Jason Bourne pero con el estilo de James Bond. Claramente esa era la intención del director debutante David Leitch, quien anteriormente hizo una gran carrera como coordinador de stunts en películas como Deadpool o las mismas de Bourne, aleccionando a la actriz para que hiciera la mayoría de las secuencias de acción. Creo que si existe una mujer capaz de criticar el exceso de machismo que aún pondera en la industria cinematográfica es Charlize Theron. Alguien que además de gozar de una belleza sin igual, tiene un rango actoral lo suficientemente amplio como para interpretar desde una asesina serial espantosa, pasando por la madrastra de Blanca Nieves, hasta la mejor agente ultra fashion del MI6. A esto hay que agregarle que la actriz trabajó bajo las órdenes de Patty Jenkins, cuyo debut como directora con Monster fue tan bueno que le dio el Oscar como mejor actriz a Charlize en 2004. Me puedo imaginar de qué lado del ring se podría haber sentado Charlize en el tremendo round que se disputaron los cineastas James Cameron y Patty Jenkins, donde el director de Titanic tuvo a bien en calificar la cinta Wonder Woman como un retroceso en el cine pues nuestra heroína es retratada como un ícono objeto, cuando son los personajes atormentados y nada agraciados los verdaderos íconos. Ante tal declaración, Jenkins defendió que en el cine las mujeres pueden y deben serlo todo, al igual que los personajes masculinos, y el público femenino, será quien decida los iconos que representen el progreso femenino. Y ¿saben qué? Ya basta. Creo que sin echar en saco roto la igualdad de derechos como el pago equitativo, en general deberíamos relajarnos un poco en esta guerra sexista que vivimos día a día. Hay de todo y para todos. Así es el cine y que cada quien se rasque con sus propias uñas. He dicho.   Columna anterior: El poder del trono