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¿Politización de la CIA?

OPINIÓN

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De creer a la prensa estadounidense, muchos funcionarios y agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) están preocupados por la politización de ese organismo. Y muy al margen de otras consideraciones es una preocupación digna de compartirse. El nombramiento del ahora exdiputado republicano Mike Pompeo originó las dudas de agentes y funcionarios, temerosos de sus actividades y los recursos de la CIA, en buena medida porque Pompeo, que pasó seis años en la Cámara baja, lo hizo en vinculación con el muy ideologizado "partido del té". Para algunos funcionarios y agentes, el vínculo establecido así entre Pompeo y el ahora presidente Donald Trump abre la posibilidad de que los recursos y acciones de la CIA puedan ser utilizados no en favor de su país sino de un partido. La última vez que ocurrió algo así, al menos oficialmente, fue cuando el presidente Richard Nixon ordenó que la CIA vigilara a críticos de la guerra de Vietnam. Fue parte del escándalo de Watergate y en el caso de la CIA su colofón fue la prohibición legal de actuar en territorio estadounidense. Eso está claro. Pero las condiciones políticas estadounidenses parecen haber cambiado lo suficiente como para que la preocupación sea seria. De acuerdo con The New York Times, "todos los directores de la CIA deben equilibrar las demandas políticas del presidente al que sirven con la declarada idea apolítica que la agencia tiene de sí misma. Sin embargo, rara vez un director tuvo que montarse sobre una brecha tan amplia como el Sr. Pompeo, quizás el jefe de espionaje más abiertamente político de una generación, y uno de los miembros del gabinete favorito del presidente Trump". El propio diario destacó uno de los dilemas fundamentales de Pompeo: dirige una agencia de inteligencia que está convencida de que Rusia-su enemigo tradicional- buscó interferir o influir en las elecciones presidenciales estadounidenses, pero sirve a un presidente que al margen de ser visto como presunto beneficiario de esa intervención, considera como falsos los reportes de las agencias de inteligencia. Además de esta consideración sin embargo habría otras. ¿En qué medida los reportes de la CIA sobre tal o cual situación o tal o cual país podrían ser influenciadas para acomodar a la política doméstica de los Estados Unidos? El impacto de reportes de ese tipo en la toma de decisiones no puede ser subestimado: pese a las quejas de Trump y la autoflagelación de sus seguidores, los Estados Unidos son todavía y de lejos la principal potencia militar y económica del mundo. El hecho es que el uso político o ideológico de organizaciones de espionaje o policiales suele ser contraproducente no solo para sus objetivos, sino para sus presuntos beneficiarios: después de todo, el equipo y los programas de computadora adquiridos en México para la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado ha sido usado para espiar a opositores y críticos. ¿Y la delincuencia? Tan campante... Columna anterior: La desconfianza del Congreso