¿Está México en el juego geopolítico? De acuerdo con la empresa de análisis estratégico Stratfor, la respuesta es sí, y muy clara.
De creer a la organización, el viaje del secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, a Cuba, el pasado fin de semana, habría tenido la intención de iniciar un acercamiento que colocaría a México como el nuevo proveedor principal de petróleo a Cuba y comenzar tal vez una operación hacia los otros países del Caribe, beneficiarios hasta ahora del suministro de petróleo venezolano en términos más que favorables.
Se trataría de una operación que llevaría a México a ofrecer, en condiciones de crédito muy favorables, hasta 55 mil barriles diarios a Cuba y unos 140 mil más al resto del Caribe, incluso República Dominicana, Haití, y las naciones del Caribe británico.
En parte, la iniciativa estaría impulsada por el relativo fracaso diplomático durante la reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Cancún, a mediados de junio, en la que el bloque caribeño bloqueó los intentos del resto por condenar al gobierno de Nicolás Maduro.
Hubo ciertamente solidaridad, pero también mucha conveniencia, sobre todo luego de los agudos recordatorios de la entonces canciller venezolana, Delcy Rodríguez, en torno a los adeudos de casi todos los paises de la región por concepto de embarques de petróleo y la amenaza de su inmediata liquidación.
Pero fue también un brutal señalamiento de la falta de trabajo mexicano en la región, de la que se marginó por lo menos 25 años, luego de que en los setentas participara con el gobierno venezolano de Carlos Andrés Pérez en una iniciativa para ofrecer petróleo al Caribe y Cuba.
Los actuales problemas de Venezuela han hecho temer por el suministro de hidrocarburos a la región por algún tiempo y de llegar a ocurrir, la pérdida de ese respaldo colocaría a Cuba y otras once naciones en una situación insostenible.
Sólo otros dos países: Estados Unidos y México, estarían en posición de ayudar, pero Washington parece estar en un modo de retirada internacional que dejaría a México como el único otro país en posibilidades de ofrecer suministro.
Stratfor lo ve desde un punto de vista estadounidense. "En el corto plazo, el ofrecimiento de ayudar a Estados Unidos a manejar el impacto económico regional de la crisis venezolana daría a México un apalancamiento en su renegociación en curso del TLCAN. Convertirse en un mecenas de energía en Cuba y en partes de Centroamérica y el Caribe también aumentaría drásticamente la influencia política de México", afirmó.
Ciertamente la asistencia mexicana sería admitidamente interesada, pero no mal recibida.
Pero de llegar a ocurrir, el "mecenazgo" mexicano debería estar acompañado de las mismas características de prudencia y humildad planteadas en sus hasta ahora limitadas, modestas y bienvenidas operaciones de ayuda internacional.
Columna anterior: El perdón de Arpaio, señal de un problema mayor
Miércoles 15 de Enero de 2025