Cuando un asalto a mano armada se viraliza en las redes sociales y es ampliamente comentado en los medios de comunicación, varios sentimientos se apoderan de los habitantes de la Ciudad de México. Enojo, frustración y temor. Sobre todo, temor. Quienes hemos estado cerca de un lugar donde se detona un arma de fuego en contra de una persona, sabemos que la primera necesidad que sentimos es huir y después buscar refugio. Ese pánico hace presa de los habitantes de esta ciudad. No necesitamos tener un cartel de las drogas para hablar de inseguridad en la capital de la República; hasta las bandas de principiantes ya poseen armas de fuego con las cuales amedrentan, amenazan y en muchos casos matan a sus víctimas.
Son incontables los casos de malandrines que abordan el transporte público para asaltar a los usuarios con balacera incluida; ante estos delitos, nada han podido hacer los gobiernos de la Ciudad de México y el Estado de México. Lo que preocupa es que la modalidad de asalto a mano armada cambia y se adecua con el tiempo para evidenciar la falta de patrullaje de la policía capitalina, que por razones desconocidas ha abandonado el mecanismo de vigilancia por cuadrantes que dio buenos resultados en tiempos de Manuel Mondragón.
Ahora la moda es asaltar restaurantes y cafeterías. El miércoles cuatro asaltantes despojaron de sus pertenencias a los asistentes del Cine Tonalá en la colonia Roma. Con armas de fuego en la mano, amenazaron a los comensales y los despojaron de todo. Las víctimas sólo bajaron la cabeza pidiendo a Dios no recibir un balazo. Todo registrado en las cámaras de seguridad del negocio. El jueves se conoció el asalto a una cafetería, de nombre Galatea, en Coyoacán. El mismo modus operandi. Un grupo de asaltantes entra con armas de fuego en las manos, amenaza y despojan de todo a comensales y dueño del negocio.
En ambos casos, los ladrones se fueron impunes. El tema no es nuevo, recordamos cómo en noviembre del año pasado, al interior de un restaurante de lujo, el comediante Adrián Uribe fue despojado de un valioso reloj y pertenecías sin que nadie pudiera hacer algo para evitarlo. Se necesita vigilancia presencial y patrullaje efectivo, no todo lo pueden hacer las cámaras del C4, éstas no detienen delincuentes. Urge una redefinición de la presencia policiaca en calles de la ciudad de México porque su ausencia, “envalentona” a más de un ladrón, con los resultados que todos conocemos.
Corazón que sí siente
En la “encuestitis” que vive México, Andrés Manuel López Obrador sigue a la cabeza en las preferencias de los supuestos votantes del año que entra. Lo nuevo, es que sus contrincantes ni con alianzas parecen alcanzarlo. A ver si no le pasa como a Hillary Clinton en Estados Unidos. Ella sí entendió que “del plato a la boca, se cae la sopa”.
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