Ayer iniciaron las vacaciones de verano del presidente Peña. Serán apenas 4 días hábiles y el fin de semana, tiempo en el que, entre otras cosas, deberá pensar en el mensaje que dará el sábado 12 de agosto en el Palacio de los Deportes ante los priistas que acudirán a la XXII Asamblea del partido, a la cual podrían llegar divididos.
Previo a ese día, se elaborarán los llamados documentos básicos del partido y para ello, la próxima semana trabajarán en 5 mesas: la del programa de acción, en Toluca; en Saltillo, la de declaración de principios; la de visión de futuro, en Guadalajara, y en Mazatlán la de rendición de cuentas y ética.
Pero es la mesa sobre estatutos, en Campeche, la que ha acaparado la atención. Presidida por el coordinador de los diputados César Camacho, discutirán si se modifican los ordenamientos para elegir al candidato a la presidencia, en particular, si se abre a ciudadanos simpatizantes la posibilidad de ser electos para tal responsabilidad.
Ha trascendido que la instrucción del presidente es no ‘rigidizarlos’, ya que los actuales son ‘buenos estatutos’ pero que deben mantenerse flexibles para adaptarse a los nuevos tiempos. Sabemos que en una parte influyente de la militancia tricolor la idea no cae bien. “No es posible que entre tantos priistas no salga algún buen gallo” se ha escuchado decir a más de un funcionario de la actual administración. Esas voces son las que se sopesarán en Campeche.
Más allá del ruido que genera la mesa de estatutos, serán todavía más trascendentales los resultados de la mesa del plan de acción, la cual preside el subsecretario de educación Javier Treviño. En ella deberá trazarse la visión de país que el PRI pretende convertir en su oferta electoral para el 2018, sobre todo con dos objetivos: consolidar y defender el legado de las reformas de Enrique Peña Nieto y diferenciarse de la visión de país que mantiene a Andrés Manuel López Obrador como el puntero de las encuestas.
El regiomontano ha prometido a Enrique Ochoa Reza un documento novedoso, totalmente distinto al que se elaboró en la anterior asamblea. Será la base del proyecto con el cual el partido pretende reposicionarse en las preferencias de los ciudadanos, frente a todos los escándalos de corrupción que han estallado en este sexenio.
Pasada la aduana de la asamblea, aun con la presencia de las voces disidentes y ya con la claridad de los estatutos discutidos, el partido se enfilará para la decisión más importante: elegir al hombre que abanderará su plan y deberá ser aquel que, antes de salir a competir a la calle, convenza primero a las propias bases priistas. Ahí el reto.
Contraseña: Omar Bazán tomó protesta como nuevo presidente del comité directivo estatal del PRI en Chihuahua, elección que parecía fracturaría al tricolor ante la rebelión que la senadora Liliana Merodio promovía, la cual Enrique Ochoa desactivó.
Columna anterior: Un ejemplo para aprender