Huachicoleros chilangos

En marzo de 2016 las cámaras del Centro de Control y Comando C-2 de la CdMx registraron en vivo algo nunca antes captado: un derrame de combustible en un predio aledaño a una escuela privada de la Colonia Siete Maravillas en la delegación Gustavo A Madero.   El hidrocarburo se esparcía a borbollones por el suelo. Era de madrugada y la alerta en el centro de operaciones movilizó a personal de la Secretaría de Seguridad Pública y de Protección Civil que se llevaron una desagradable sorpresa al llegar al sitio: encontraron 11 tambos cargados de diesel sustraído de forma ilegal de una toma en Periférico y Miguel Bernard y los ordeñadores habían huido.   Los agentes pidieron el apoyo de técnicos especializados de Petróleos Mexicanos para que se presentaran a ayudar al cierre de la fuga fuera de control. La noticia no trascendió en la prensa.   En ese tiempo Rubén Salazar, director de la consultoría en seguridad y riesgos políticos Etellekt, analizaba como pocos especialistas en el país la situación de la ordeña en el predio y llegaba a la conclusión que a raíz de la aprobación de la Reforma Energética de Peña Nieto el robo de combustibles aumentaba considerablemente: 400 por ciento con relación a los datos al fin del gobierno de Felipe Calderón.   El mercado de la venta de gasolina a bajos precios, a 6 pesos el litro, cobraba auge en el triangulo Rojo, conformado por cinco municipios de Puebla y Veracruz. El término huachicolero se había acuñado fuerte allá para referirse a los chupaductos y se hablaba de que la zona de Minatitlán, Veracruz, era el punto de mayor robo de gasolina de la red de 40 mil kilómetros de ducto que tiene Pemex en el país.   Mientras las autoridades del gobierno de Miguel Ángel Mancera continúan negando la presencia de crimen organizado en el país, a poco más de una semana de que la Marina abatiera al líder del Cártel de Tláhuac, el incendió en una toma clandestina ocurrida en el kilómetro 40+500 de la autopista México-Cuernavaca en la delegación de Tlalpan terminó de exhibir una práctica que va en aumento.   Salazar, quien ha ofrecido números acertados de las tomas clandestinas en el país, reporta con información de la propia paraestatal que en la ciudad hay más de 41 tomas clandestinas. “Son bastantes tomando en cuenta que los tramos de ducto que cruzan la capital son supuestamente más vigilados”, me dice. Y la mayoría han surgido en esta administración.   Nada más oportuno el análisis que hacía el especialista porque pocas horas después de la charla se detectó una bodega en Iztapalapa donde se almacenaba combustible robado. Los huachicoleros están aquí en la CdMx. Y por lo que se conoce en Puebla no actúan solos.   GOLPE BAJO: Al cierre de esta columna un grupo denominado Antorcha Popular intentaba tomar por asalto el edificio delegacional de Tláhuac ¿Una argucia para salvar al jefe delegacional de la comparecencia programada hoy en la ALDF?   Columna anterior: Viejos yunques son desplazados en el Bajío