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Granados y su futuro

OPINIÓN

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Una cosa es clara en el futuro de Manuel Granados Covarrubias, consejero Jurídico del Gobierno de la Ciudad de México: aspira. Si se le cierra una ventana abre otra. Sabe que no será el candidato a la Jefatura de Gobierno en 2018, pero ya se deslizó su nombre ante dos posibilidades.   La primera, irse a la Procuraduría General de Justicia (PGJ) acéfala desde el 24 de junio, con la salida de Rodolfo Ríos. Tiene el perfil académico, es del equipo cercano del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera y ese reto le daría lo que busca: una mayor exposición pública.   El crecimiento de la imagen de Mancera se dio precisamente al frente de la Procuraduría capitalina. Hoy, las autoridades de la ciudad tienen una gran deuda con los habitantes en ese renglón, ya que todos los índices demuestran cómo se ha disparado la delincuencia; pero Granados aspira.   La segunda posibilidad es llegar como jefe de Gobierno suplente, una vez que Miguel Ángel Mancera deje el cargo para perseguir la candidatura presidencial; pero ese escenario se ve más complicado, pues todos los indicios apuntan a que será José Ramón Amieva el encargado de concluir el sexenio y entregar el poder al próximo o próxima gobernante de la capital.   La gente que conoce a Mancera dice que él no envía pistas y da a conocer su decisión en el momento indicado, es decir al final; por eso Granados sigue haciendo su luchita para que su jefe lo vea.   Claro que lo ve, lo dejó encabezar los trabajos para la redacción del proyecto de Constitución de la Ciudad de México y lo nombró en una de las tres posiciones que tenía para ir a la Asamblea Constituyente. Ahora le corresponde hacer la defensa del documento en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).   Tuvo una oportunidad para destacar y la dejó pasar. Sí Granados hubiera escuchado a un sinodal de su examen profesional cuando obtuvo el doctorado, quizá hoy sería de las voces más acreditadas para cuestionar el nuevo sistema de justicia penal acusatorio, pero no lo hizo.   En el auditorio Jorge Carpizo McGregor de la Facultad de Derecho de la UNAM, en 2015, siendo presidente de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, uno de los sinodales hizo alusión al cargo que desempeñaba Manuel Granados y le sugirió ser meticuloso con las leyes que se discutían y aprobaban en esos momentos.   Frente a un importante número de diputados e integrantes del gabinete el sinodal insistió en revisar los alcances del nuevo sistema penal, porque lo único que provocaría sería dejar en libertad a más delincuentes.   En aquellos momentos el gobierno de ciudad partía el piñón con el gobierno federal y respaldaba esa reforma. Manuel Granados ahí, en pleno examen, hizo una defensa de la modernización del nuevo marco jurídico, recuerda uno de los asistentes.   El hubiera no existe. Pudo ser una voz experta que alertara en su momento de los riesgos que hoy enfrentan los gobiernos y, quizá, Manuel Granados no sólo aspiraría.   Columna anterior: Mercado y su estilo