Tláhuac ¿Y ahora qué?

No basta con la eliminación de Felipe Pérez, alías El Ojos, jefe del Cartel de Tláhuac, ni con el cerco de las fuerzas federales contra los sucesores del capo abatido en La Conchita Zapotitlán, para devolverle la paz a la delegación y con ello a la CDMX. Se necesita de un trabajo paralelo y agresivo que contrarreste los daños que deja en Tláhuac el criminal al que alguien dejó crecer su poderío hasta quedar expuesto el horror en que vivían los habitantes de la demarcación. Más allá de la ocupación de espacios con la presencia fuerte de la policía de la última semana, lo que urge es planificar el desarrollo de programas de movilidad, sociales, educativos y culturales. Las autoridades políticas y de seguridad que se coludieron con El Ojos o le hayan brindado protección deben responder ante las autoridades judiciales y enfrentar todo el peso de la ley, pero los representantes de los partidos políticos no pueden perderse en una discusión bizantina ni mirar el caso nada más como una oportunidad para sacar raja política de cara a las elecciones de 2018. Es una realidad que El Ojos Pérez montó parte de su estructura en jóvenes Ninis que de pronto aparecieron trepados en un mototaxi aparentando ganarse la vida honradamente al cubrir una necesidad básica que se padece en los pueblos y barrios de la delegación: la falta de transporte para conectarse con la avenida Tláhuac, por donde corre la polémica Línea 12 del Metro. Pero difiero de quienes señalan como malandros a los más de 5 mil mototaxistas que hay en la delegación. Conozco algunos que con esa actividad daban sustento a sus familias y hasta estaban en la mira de sicarios por oponerse a trabajar para el cartel. Con el operativo de Semovi hoy ya no tienen trabajo. Instituciones como Inegi, Coneval y Conapo revelan que en la CdMx la pobreza extrema está concentrada en 5 delegaciones: Alvaro Obregón, GAM, Iztapalapa, Tlalpan y Tláhuac. Pero esta última, por ejemplo, se quedó fuera del programa de la Cruzada Nacional contra el Hambre que buscaba beneficiarlas. Ante el olvido de las autoridades y los malos funcionarios coludidos con el crimen, El Ojos encontró una gran oportunidad para extender su red delictiva en cada rincón de la demarcación. Por eso muchos chicos le lloraron en sus funerales. El reto de Miguel Ángel Mancera debería ser enorme, pero ya se va en busca de la candidatura presidencial. Tláhuac, por ejemplo, carece además de la falta de transporte, de servicios básicos: colonias no tienen pavimento ni agua potable; sólo hay una tienda de autoservicio y un cine. No hay museos y en las fiestas patronales que sobreviven se coló fuerte la vendimia de drogas. Ojalá en la comparecencia de este miércoles ante la ALDF de Rigoberto Salgado, jefe delegacional al que se le vincula con El Ojos, de la oposición también escuchemos propuestas de desarrollo que ayuden a revertir poco a poco el mal o la CDMX no saldrá de ésta.