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Nelson Mandela, máxima inspiración de Sulaimán

OPINIÓN

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Recuerdos de José Sulaimán... Por: Mauricio Sulaimán/Presidente del CMB El apellido Sulaimán viene del lejano Oriente, ya que mi abuelo don Elías llegó a México en los 20’s, tratando de encontrarse con su familia que se adelantó a América, buscando una vida digna en el nuevo continente. Mi abuelito abordó un barco equivocado, ya que aunque decía “América” como destino, éste llegó a Veracruz en lugar de llegar a Boston, donde lo esperaban sus padres. Mi papá creció escuchando a su padre, don Elías, expresar amor profundo a México, la tierra que lo recibió como migrante y le permitió llevar una vida de trabajo, de lucha y de gran felicidad. A los doce años mi papá tomó el famoso camión “Greyhound”, desde Texas, para llegar a Massachusetts para convivir con sus tíos y primos. Ahí, mi papá vio la terrible práctica de la discriminación: la gente de color era forzada a sentarse en una sección específica, obligada a entrar a baños exclusivos para su raza, comer en secciones segregadas en los restaurantes, etcétera. En 1972, salió a representar al Consejo Mundial de Boxeo en una pelea en Sudáfrica. En su vuelo de Nueva York a Johannesburgo coincidió con un boxeador negro norteamericano, con quien platicó durante todo el trayecto. Al aterrizar en Sudáfrica vio la práctica del apartheid en su máximo esplendor, ya que este púgl igualmente fue segregado. Fue tratado de la manera más vergonzosa que uno pueda imaginar y el día de la pelea, momentos antes de subir al cuadrilátero, una comitiva del gobierno se presentó en el vestidor de este muchacho para entregarle un manifiesto en el que el Gobierno de Sudáfrica le concedía el estatus de “Blanco Honorario”, para así permitirle subir al ring a boxear. Desde ese momento mi papá se convenció de que si el destino algún día lo llevaba a tener alguna posición de poder para decidir, ésta sería su máxima prioridad. Mi papá estudió la historia de Sudáfrica y tomó la vida de Nelson Mandela como su máxima inspiración. El 6 de diciembre de 1975, un día después de ser nombrado Presidente del Consejo Mundial de Boxeo, expulsó del organismo a Sudáfrica, prohibiendo a cualquier boxeador viajar a este país bajo el régimen del apartheid. Muchos otros deportes, organismos y empresas internacionales lo hicieron años después y eventualmente el régimen fue abolido. Nelson Mandela fue liberado de la prisión en la que permaneció 27 años. La ONU reconoció la labor de José Sulaimán y del Consejo Mundial de Boxeo con un homenaje en 1985. Posteriormente, Mandela inauguró la convención anual del CMB en Johannesburgo, en 1998. El CMB, bajo el liderazgo de José Sulaimán e inspirado en la vida de Mandela y las acciones de Muhammad Ali, dedicó su vida a combatir cualquier tipo de discriminación y abuso. Mi sobrina Mónica, hija de Héctor, se encuentra en un viaje escolar por África y hace dos días visitaron la casa de Nelson Mandela. Para la gran sorpresa de mi sobrinita, lo primero que encontró en la entrada fue el cinturón de campeón mundial del CMB que Sugar Ray Leonard entregó a Mandela en compañía de mi papá y de la comunidad del boxeo que luchó a su lado hasta lograr eliminar el apartheid. Es común ver cómo la discriminación y el abuso de poder son practicados y muchas veces por las mismas personas que en su momento sufrieron eso. El boxeador es la persona más noble que existe, dispuesto a derrumbar todo tipo de obstáculos para salir adelante en la vida. No pelea sólo por dinero, lo hace por orgullo y honor; para representar a su familia, a su colonia, su municipio, su estado y su país. Pelea con el sueño de ser medallista olímpico, y de algún día conquistar el cinturón verde y oro. Lamentablemente, algunos alcanzan la cima y al ganar popularidad, fama y dinero, pierden la sencillez y la sensibilidad que les permitió conquistar el mundo. Se olvidan de quienes los defendieron de la discriminación, del abuso de poder y que los arroparon para construir un legado con el único interés de llevarlos de la mano a la gloria. ANÉCDOTA DE HOY Julio César Chávez, el más grande peleador mexicano de todos los tiempos fue derrotado en una pelea a diez rounds por un mediocre, Willie White, antes de la última oportunidad de disputar un título mundial contra Konstantine Tszyu. Los críticos gritaban a todos los vientos que Chávez no merecía pelear por el campeonato mundial. Una tarde llegó Julio, subió al estudio y platicando con mi papá se arrodilló, le tomó una mano y le dijo: “Don José, deme por favor la última oportunidad para yo probar arriba del ring si puedo o no. Se lo pido por este gran señor que está atrás de mí”. Julio se refería la foto de don Elías Sulaimán, ubicada frente al escritorio de mi papá en su estudio. ¡Qué bonita es la lealtad y la reciprocidad!