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De transgénero y bardas

Se armó toda una discusión entre legisladores y se temía que el proyecto de ley entero, incluyendo los fondos para el muro, fracasara o quedara estancado

OPINIÓN

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Por supuesto que hay un cuento raro detrás del sorpresivo anuncio hecho esta semana por el presidente Donald Trump, de que personas transgénero no pueden estar en las Fuerzas Armadas, aunque hay aproximadamente cinco mil militares abiertamente transgénero desde que Barack Obama firmó en 2016 una orden para permitir su servicio sin miedo a ser discriminados. Por: Patricia Guadalupe* Resulta que la Cámara de Representantes discutía un proyecto de ley sobre fondos para la construcción de un muro en la frontera sur del país y uno de los legisladores incluyó una legislación sobre personas transgénero en las fuerzas armadas, específicamente si el gobierno federal debería pagar por los tratamientos médicos para militares que hacen la transición de un género a otro. Se armó toda una discusión entre legisladores y se temía que el proyecto de ley entero, incluyendo los fondos para el muro, iba a fracasar o quedar estancado, y el presidente se quedaría sin su proyecto de ley para el muro. Varios congresistas republicanos hablaron con Trump y le dijeron que si no se hacía algo con el proyecto sobre las personas transgénero, lo del muro no iría a ningún lado. Y ahí fue cuando Trump, sin consultar al Pentágono u otras agencias, sin hablar con sus asesores salvo uno o dos, decidió continuar con su gobierno de tuiteo y mandó ese mensaje que causó tanto revuelo. Simplemente no quería que su proyecto del muro se echara a perder. Finalmente, los legisladores tampoco pusieron a votación el proyecto de ley sobre fondos para el muro. Lo añadieron a un proyecto general de gastos para el Departamento de Defensa. De esa manera, convenientemente no hay un registro sobre cómo votaron. La propuesta asigna mil 600 millones de dólares para la construcción de parte del muro, por Texas y California, pero no es un hecho, porque falta el Senado, y aunque los republicanos tienen mayoría, es un margen estrecho y hay poco entusiasmo en gastar ese dineral en algo que se considera innecesario. El Presidente, no obstante, insiste en que sí se va a construir, y que por supuesto México lo va a costear, aunque pocos aquí y nadie en México creen ese cuento. Trump seguramente seguirá como Don Quijote, perdiendo todo concepto de la realidad. Una de las realidades en su mundo es la decepción que siente con el procurador general, Jeff Sessions, porque aparentemente esperaba una persona agresiva que lo siguiera ciegamente, sin importar que Sessions es un abogado obligado a seguir la ley como el funcionario de mayor rango en el Departamento de Justicia. Trump dijo que de haber sabido que Sessions se iba a retirar de la investigación sobre el supuesto papel que jugó Rusia en las pasadas elecciones no lo hubiera nombrado, como si Sessions tuviera una bola de cristal para predecir el futuro al momento de ser nombrado. Sessions dice que los comentarios de Trump le molestan, pero que seguirá en el puesto hasta mayor aviso. Sessions no quiere darle el gusto a Trump de renunciar y por eso viajó a El Salvador, para reunirse estos días con autoridades de ese país para hablar de la inmigración y el problema que tiene El Salvador con las pandillas y la violencia. Temas candentes, por supuesto, pero no tanto como el lío en Washington. *Periodista Columna anterior:  Soñadores en problemas