En una época en la que la tendencia por seguir contando historias de princesas en el cine animado parece haber retomado fuerza, el complejo Cinépolis decidió regresar a los 13 personajes femeninos más icónicos de Disney a la pantalla grande a partir de este fin de semana y hasta mediados de octubre. Debo admitir que la idea de volver a ver clásicos como Blanca Nieves y los Siete Enanos en la pantalla, un filme que tiene 80 años ya, me parece formidable. No podemos negar que estas damas han formado parte de la vida de muchas generaciones, pero ¿será que las princesas tienen sus días contados?
Este ciclo arranca con Frozen, hasta ahora la película animada más taquillera de la historia y que llegó para reivindicar a las princesas en el cine, pues a pesar de los esfuerzos que habían hechos personajes como Mérida de Valiente, Rapunzel en Enredados, y Tiana en La Princesa y el Sapo, la realidad es que no fue sino hasta la llegada de Elsa y Anna que las salas literalmente se congelaron. En 7 años (2009-2016) se estrenaron 5 películas de princesas y fue ésta la que consiguió colarse entre las 10 más populares. Y todo gracias a que los creadores del filme le dieron la vuelta a la típica historia de amor que en los 50 nos hicieron aprender de memoria con títulos como Cenicienta y La Bella Durmiente. Después hubo una resaca de princesas entre los 60 y finales de los 80, para después, en los 90, aventarnos a toda la ola de nuevas doncellas como La Sirenita, La Bella y la Bestia, Aladdín (Jazmín), Pocahontas y Mulán. Durante la década de los dosmil hubo otro lapso sin estas mujercitas, para luego conocer desde Tiana hasta Moana.
Como pueden ver ya hubo periodos muy prolongados en los que la nobleza femenina perdió fuerza ante el surgimiento de Pixar y otros estudios que lograron acaparar ese mercado ansioso por conocer otro tipo de historias y en toda una era revolucionaria para la mujer. De ahí, que creo que cada vez veremos surgir menos historias de princesas. Es más, yo acuso al señor Walt y sus secuaces de muchos de los problemas de identidad que tenemos las mujeres hoy en día al haber creado a estas damiselas en desgracia cuyas únicas aspiraciones eran ser rescatadas por un príncipe azul, pues se convirtieron en el modelo a seguir de toda niña. Pero como no quiero caer en un feminismo extremo, debo reconocer que precisamente al ser historias aspiracionales, tienen una magia muy especial que nos hacen soñar e imaginar un mundo de color rosa, tan necesario en tiempos tan grises. Así es que mejor aprovechemos esta oportunidad para volver a ver a las princesas en el cine.
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