Corea del norte y su impacto global

Desde que tengo memoria, cada año sucede lo mismo en la península de Corea: ejercicios militares, lanzamiento de misiles y un aumento de la retórica belicista del régimen de Pyongyang. Luego de esto, pasa la crisis y se reactivan los esquemas de cooperación internacional con ese país. Así ha sido la historia desde que se firmó el armisticio que puso un alto a la guerra de Corea (1950-1953). A pesar del tono más moderado del nuevo presidente de Corea del Sur, Moom, hoy en día existe un riesgo latente y real del estallido de un conflicto en la península. Todo parece indicar que el cambio de la política exterior (desafiante) de la nueva administración del presidente Trump en la región cambiará la historia. China, aliado estratégico de los coreanos del norte, no ha tenido la capacidad de detener a Kim Jong-Un; Estados Unidos ha movilizado un par de portaviones, destructores y ha realizado ejercicios militares con el ejército de Corea del Sur, sus aliados. Dejó ver la posibilidad de una intervención militar. De la misma manera, se han puesto en alerta a los más de 35 mil efectivos instalados en la región (en bases militares en Corea y Japón). Esto, como en el caso del estilo de la política disruptiva y su comunicación formal e informal de Donald Trump, hace pensar que el mensaje no sólo lleva una dedicatoria clara. La geopolítica, entendida como el juego de poder en el terreno nacional, regional y global, así como el estilo de negociación en la era Trump, adquiere otro sentido y tiene efectos devastadores, más aún con la última prueba exitosa con un misil de mediano alcance que cayó en el mar de Japón en días pasados. Además de los efectos devastadores de una escalada bélica (atómica), ¿cómo afecta este conflicto al mundo? No sólo las primeras víctimas serán los ciudadanos de Corea del Sur y Japón por su cercanía, sino que esto tendría una repercusión inmediata en los costos de las mercancías que se producen en Asia. Los seguros, fletes y el encarecimiento de financiamiento a la exportación-importación de productos que salen o entran a la región se encarecerán trayendo como consecuencia desequilibrios en la dinámica de las relaciones comerciales en el mundo. Esto, naturalmente no conviene a China, Corea del Sur, Japón y Estados Unidos, que mantienen en algunos rubros, integraciones sectoriales y relaciones económicas profundas entre las filiales de sus empresas globales. Hay mucho que perder y poco que ganar con un conflicto bélico en la península. Parece que eso ya lo han entendido los líderes de China, Rusia y Estados Unidos. La reciente reunión del G20, si bien es cierto no concentró su atención en Corea del Norte, no agudizó más las discrepancias entre las potencias inmiscuidas en el conflicto. Esto, pienso, es una pequeña ventana para que la situación entre las dos Coreas se normalice y se pueda ir neutralizando la crisis con miras a una solución definitiva del problema.   Columna anterior: Política de promoción industrial en China