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México vs. Venezuela en Cancún

OPINIÓN

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En los pasillos de cancillería se percibe un halo de nerviosismo por la exposición Internacional de problemas internos rumbo a la sesión número 48 de la Asamblea General de la OEA que comienza en Cancún el 19 de junio. Seguramente fue una tarea diplomática compleja de nuestro embajador ante la OEA, Luis Alfonso de Alba, convencer al titular del piso 22 de avenida Juárez de la oportunidad de ser sede de tan importante espacio de diálogo interamericano. En todo este vericueto tenemos que explicar que el embajador de Alba es un embajador muy reconocido por sus aportaciones a la construcción de instituciones de Derechos Humanos en la ONU. Es por ello que fue nombrado en 2016 para ser un actor de contención, con credibilidad, frente a la embestida de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que presidía Emilio Álvarez de Icaza, por el caso Ayotzinapa. El percutor ya fue activado por la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, al amenazar que se llevará el tema de la desaparición de los 43 jóvenes de la escuela rural Isidro Burgos a la sesión de Cancún. Maduro conoce que este es un tema abierto en las venas de muchos mexicanos. La misma canciller sabe que se mete en política interna de México cuando declaró en Washingtón que “vamos a llegar acompañados del pueblo de México” en esta denuncia por el caso de Iguala. El actual gobierno del PRI la tiene mucho más fácil que durante la administración panista de Vicente Fox en su conflicto contra el gobierno venezolano. A diferencia de hace 14 años, ahora tiene un respaldo político de una parte de los partidos de oposición contra Venezuela. Detalle que Fox no tuvo durante su sexenio. También tiene de su lado a la mayoría de la opinión pública nacional e internacional que sabe la oprobiosa represión política y cruenta situación económica que viven los venezolanos. En este escenario el único adversario político contra el gobierno mexicano es una fracción de Morena que respalda la revolución bolivariana. Me explicaron fuentes internas de ese partido que Andrés Manuel no quiere pronunciarse al respecto. Él sabía y lo confirmó en las pasadas elecciones que ese es un tema reiterado para golpearlo políticamente rumbo a la presidencial del 2018. El gobierno de Maduro utilizará la estrategia del jiujitsu en Cancún. Utilizará la fuerza de la espada de su adversario - la OEA- contra el gobierno mexicano. Aprovechará los reflectores mediáticos para tapar una crisis humanitaria como la que se vive en Venezuela con un probable caso de lesa humanidad como lo fue Ayotzinapa. El canciller Luis Videgaray y su equipo se están jugando buena parte de su capital político en Cancún. Oportunidad y amenaza para ellos. La política exterior confirma que tiene raíces internas.   Columna anterior: AMLO: Jefe supremo de las fuerzas armadas