Los capitalinos vivimos asfixiados por la contaminación del aire. Los últimos días han sido críticos, ya que durante más de una semana, la autoridad declaró la Fase 1 de Contingencia Ambiental en la Zona Metropolitana del Valle de México. La mala calidad del aire se debe a los altos niveles de concentración de ozono que se registraron en diversas zonas de la Ciudad.
Este problema no es responsabilidad exclusiva del Gobierno de la CDMX y de los capitalinos. También recae en el Gobierno del Estado de México. La mayor parte de la población de la ZMVM corresponde al Estado de México, de los más de 22 millones de habitantes de esta ciudad, apenas 8 millones corresponden a la población del Distrito Federal.
Esto explica que de los más de 22 millones de viajes diarios en la metrópoli -de acuerdo con la Encuesta Origen Destino 2007- la mitad se originan en el Estado de México y la otra en el Distrito Federal. Adicionalmente, el Inventario de Emisión de Contaminantes 2014 refiere que el Estado de México genera anualmente un 50 por ciento más de toneladas de contaminantes que el Distrito Federal, de las 200 mil toneladas al año que son arrojadas a la atmósfera en la ZMVM.
No es un tema de culpas, sino de responsabilidad y de acciones. Ésta es la realidad que sufrimos. Mientras tanto, los gobiernos del Estado de México y de la Ciudad han formulado políticas de desarrollo urbano y ordenamiento territorial sin considerar la realidad metropolitana. Peor aún, han tomado decisiones de obra pública desastrosas para el medio ambiente, ya que siguen privilegiando el automóvil sobre el transporte público.
Si el Distrito Federal ha hecho muy poco en los últimos 20 años para mejorar la movilidad, el Estado de México es una desgracia, con apenas 3 líneas de Mexibús y un teleférico. Los gobernantes mexiquenses han preferido sus negocios carreteros millonarios, que mejorar las condiciones de traslado de la gente.
Para dejar más claro esto, tan sólo el monto de lo que se ha invertido para transporte público masivo en los últimos diez años equivale a menos de una tercera parte de lo que se destinó para el Circuito Exterior Mexiquense. Son gobernantes corruptos y nocivos para el medio ambiente.
El transporte en el Estado de México es un caos, proliferan unidades fuera de la ley, que son altamente contaminantes y muy ineficientes. Y el gobierno, no sólo hace poco, sino se da el lujo de cancelar obras importantes de expansión del transporte público masivo, como lo son la expansión del metro de La Paz a Chalco y del suburbano de Cuautitlán a Huehuetoca. En la medida en que los gobiernos sigan así, dándole la espalda al transporte público masivo y privilegiando el automóvil, los capitalinos estaremos condenados a padecer este mugrero. Nuestro vecino nos contamina mucho y hace muy poco para evitarlo. La irresponsabilidad de estos gobiernos ha sido en grande.
*Mauricio Tabe es presidente del Partido Acción Nacional en la Ciudad de México