La corrupción y la falta de Estado de derecho representan el principal desafío para los mexicanos", señala un reporte del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi) presentado esta semana.
El señalamiento no es gratuito. Por un lado, los avances tecnológicos y educativos son limitados por la corruptela, que daña también la seguridad y "explica una parte importante de la impunidad existente asociada con un débil Estado de derecho".
La simpleza de las frases no les quita seriedad. "Es difícil imaginar cómo va a salir México de la trampa de inseguridad donde las dinámicas de crimen, violencia impunidad y corrupción carcomen los esfuerzos para encaminar el país hacia la gobernabilidad", precisó el texto.
Los señalamientos son una parte mínima, pero difícilmente falta de significado, de un reporte sobre la relación México-Estados Unidos en un nuevo marco, uno en que los mexicanos de repente despertamos a la idea de que debemos trabajar en la relación bilateral.
"La relación de nuestro país con Estados Unidos ha pasado de una correlación amplia y profunda que ha servido a los intereses económicos y de seguridad nacional de ambos países a una inquietante interrogante sobre los verdaderos objetivos del gobierno de Donald Trump frente a México", destacó.
Trump es responsable de una retórica antimexicana que siempre, según el documento, ha contribuido a la impresión de que México y los mexicanos son culpables de muchos de los males que aquejan a la sociedad estadounidense desde el narcotráfico al desempleo y la "injusticia" del intercambio comercial. En ese marco, los señalamientos sobre seguridad, corrupción y Estado de derecho son particularmente importantes.
Parte por lo que eso representa en términos de cualesquier negociación comercial. Un déficit en cualquiera de esas partes coloca en desventaja a la nación que los sufre y aumenta los costos y los riesgos para los inversores.
Pero más allá, es también en términos de lo que afecta a la población que la padece.
Los escándalos sobre el espionaje contra blancos políticos pero no sobre grupos de delincuencia organizada que en algunas partes parecen suplantar al estado; las repetidas denuncias sobre corrupción o sobre el predominio de la impunidad no hacen más que darle armas a Trump y socavar la posición que puedan asumir los diplomáticos o negociadores mexicanos en cualquier foro o convenio internacional.
Más recientemente, los correctos señalamientos mexicanos sobre la situación en Venezuela fueron recibidos con argumentaciones sobre la situación creada por la todavía "inexplicable" desaparición hace ya tres años de 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.
El gobierno es responsable último, pero es un problema compartido con al sociedad y, sobre todo, con un aparato político disfuncional, preocupado sólo por sus propias prerrogativas y al que no es ajeno ninguna de las formaciones ahora en contienda.
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Miércoles 15 de Enero de 2025