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Conflicto de intereses en la Cofece

OPINIÓN

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“Las decisiones importantes y responsables siempre generan dudas, incertidumbre y conflictos de conciencia”, José Luis Rodríguez Jíménez Una investigación para revisar condiciones de competencia en los ferrocarriles ha dejado al descubierto conflicto de intereses al interior del ente antimonopolios. Sigue en el candelero la investigación sobre la posible ausencia de condiciones de competencia efectiva en interconexión, derechos de paso y derechos de arrastre de los ferrocarriles de carga, iniciado por la Comisión Federal de Competencia (Cofece) en septiembre de 2016, y que tiene nuevos indicadores. La investigación de marras fue detonada a solicitud de la línea Coahuila Durango, concesionario de una vía corta que atiende básicamente a empresas mineras, de  productos forestales y combustibles, y que es propiedad de Alonso Ancira y Alberto Bailleres, en partes iguales. Pues hete aquí que el procedimiento ha sido suspendido por efecto de un incidente de recusación solicitado por Kansas City Southern de José Zozaya, al argumentar que Alejandra Palacios Prieto y otros comisionados podrían tener un conflicto de interés en la investigación. De hecho, después de que los concesionarios advirtieron de tal conflicto la propia comisionada Palacios informó que se había excusado del caso, toda vez que en abril pasado su hermano Roberto Palacios Prieto, fue designado consejero suplente de Peñoles, una subsidiaria de Bailleres. Le comento que su hermano ya trabajaba como director de Finanzas de Grupo Bal (holding de Peñoles), desde finales del año pasado, y desde entonces la Cofece declaraba abiertamente en contra del sistema ferroviario que mueve carga pesada de industrias como la minera y automotriz, sólo por mencionar dos sectores que han crecido bien en los últimos años. Quizá recuerde que el Ferrocarril Coahuila-Durango tuvo un intento fallido en el Congreso cuando cabildeó una reforma a la regulación ferroviaria para tener acceso ilimitado a las vías de otros concesionarios ferroviarios que habiendo pagado muy poco por su línea corta, ha buscado conectar sus vías sin invertir y hacer un negocio de saliva. Después del fracaso legislativo para modificar la reglamentación ferroviaria a favor del Coahuila Durango, la Cofece entró en acción. Entonces se ordenó una investigación, aunque sin un análisis técnico-económico que justificara las conclusiones, con la consulta a unos cuantos clientes de los ferrocarriles, hasta cierto punto a modo, lo que podría trastocar la configuración del sistema ferroviario. Aunque la indagatoria no realizó un análisis de mercado origen-destino conforme a la Ley Ferroviaria y la práctica internacional, concluyó que no existen condiciones de competencia efectiva en las redes de Kansas City Southern, Ferromex y Ferrosur, que dirige Alfredo Casar, aunque exentó a la Línea Coahuila Durango, dirigida por Lázaro Rodríguez, lo que despertó el sospechosismo, por decir lo menos.   Columna anterior: Las declaraciones de Efromovich