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Adolfo Laborde: La nueva nao de China

OPINIÓN

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La Nao de China o el Galeón de Manila fue una ruta comercial que existió entre el Puerto de Acapulco de la Nueva España y Manila, Filipinas (1565 a 1815) y que propició un gran intercambio de productos. Gracias a ella, se introdujeron a la Nueva España mercancías y alimentos (especies) nunca antes vistos en la América española y viceversa: pimienta, clavo, canela, marfil, porcelana laca, telas. Cabe mencionar que regularmente todo esto fue pagado con plata mexicana que se usaba como moneda corriente en la época. Una gran cantidad de las mercaderías eran transportadas por tierra en la Nueva España y reembarcadas en Veracruz con destino al puerto de Cádiz. La ruta comercial duró alrededor de 250 años, sin embargo, se detuvo en el año de 1815 por la guerra de independencia en México. La duración del viaje era de alrededor de 4 meses. La ruta no hubiera existido sin la corriente marina denominada Kurosiwo que regresaba a las naves españolas de Asia a Acapulco. Existen vestigios de esto en el Museo de Arte Virreinal en Taxco, Guerrero. Hoy en día, a pesar de que la ruta comercial no existe, queda su recuerdo y éste sirve para reconocer el trabajo de actores de la sociedad civil mexicana que con su trabajo refuerzan día a día la relación entre México y la región. Tal es el caso de los empresarios, estudiantes y profesores mexicanos que están poniendo la bandera Asia, ellos son la nueva generación de la Nao de China.
A pesar de ello, la relación comercial con nuestros principales socios comerciales de la región es desfavorable: China, Corea y Japón. De acuerdo al Banco de México, para el año de 2016 México presentó una balanza comercial desfavorable de -64,113,276 millones de dólares con China; -11,111, 167 millones de dólares con Corea y – 13,972, 251 millo- nes de dólares con Japón, que lejos de aminorarse, podría crecer más aún y complicar el escenario de por si complejo ante el reciente anuncio sobre el inicio en un par de meses de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN). La respuesta a esta relación comercial asimétrica podría ser aumentar nuestra oferta exportable y atender la demanda de productos mexicanos en los mercados asiáticos. Esto no es nada fácil dado el sofisticado perfil del modelo de negocios. Un ejemplo es el caso de China, que debido a la burocracia para obtener los permisos de exportación, en ocasiones estos tardan hasta dos años en ser aceptados y certificados. Sin embargo, es el momento de hacer realidad las consignas y promesas de la política comercial mexicana encaminada a la diversificación, sobre todo en los mercados de Asia tan lejanos y a la vez atractivos para la tan ansiada diversificación comercial del país. La Nueva Nao de China vía las herramientas que tenemos a nuestro alcance (ProMéxico, Cancillería, expertos, académicos, estudiantes, empresarios y Experiencia Comercial en la firma de 12 Acuerdos Comerciales con 46 países) es una necesidad imperiosa. Retomémosla.
*Analista y catedrático universitario