Miguel Barbosa se anticipa cada que puede a los lopezobradoristas de cepa para erigirse desde el Congreso en la principal figura defensora de López Obrador, luego de que apenas hace unos meses lo despedazara y no lo bajara de soberbio. La razón principal se ha develado con claridad.
Primero hay que relatar que los hombres de Ricardo Anaya, jefe del PAN, metieron en el Senado la idea de su líder de implementar la segunda vuelta electoral en el sistema político para que ningún candidato ascienda al poder con una tercera parte de los votos como ocurre en la actualidad.
–No lo vamos a permitir, sería tanto como establecer un nuevo desafuero en contra de López Obrador porque el propósito es para él–, contestó en una rueda de prensa después de que Fernando Herrera y Marko Cortés lanzaron la propuesta que favorecería a Anaya (usa todo el poder que le da la jefatura para quedarse con la candidatura presidencial del PAN) en caso de un frente con PRD.
Como resultado de esa postura ocurrió algo inédito ayer: Andrés Manuel y el PRI de Peña se juntaron en este tema. No es por afecto, sino que la jornada del 4 de junio dio un mal escenario al priismo y con una nueva reforma electoral sería catastrófico.
Barbosa, ahora con Andrés Manuel, es el mismo defensor vehemente que durante dos años o más usó la máxima tribuna a favor de Miguel Ángel Mancera, a quien traicionó después de que estudios de opinión rezagaron la candidatura presidencial del jefe de gobierno.
Barbosa representa a los saltimbanquis de la política de este país que terminan agrupados con sus peores adversarios para mantenerse vigentes y en busca de nuevos cargos que les garantizan recursos, poder y proyección política: en el hundimiento del barco perredista él se arrojó al nacimiento de una ola que ahora acarrea nuevos bríos para Morena. Esta vez montado en su nueva balsa avanza hacía un nuevo destino: el palacio de gobierno de Puebla.
En 2016, de la nada, Morena se convirtió en la tercera fuerza en el estado que vive una mini gubernatura de dos años para renovarse en 2018. Ya le echó cuentas con sus colaboradores y está seguro de que el partido de AMLO ganaría el proceso ante el descrédito del PRI y el desgaste del PAN en esa entidad azotada por los ladrones de gasolina.
Está excitado. Se apropió del micrófono en la rueda a la que salió con legisladores como Rocío Nahle, la integrante de Morena a quien Miguel Ángel Yunes, gobernador de Veracruz, quiso hundir en el pantano de la política con videos de corrupción en Morena. Barbosa se tragó ayer a Nahle.
Éste además pasó del tema de la segunda vuelta a apropiarse del caso del libro de Moreno Valle, ex gobernador de Puebla, quien hasta ahora afronta una condena pública por la burla que hace al INE al promocionar su imagen rumbo a Los Pinos.
Barbosa va a recurrir a todo desde el Congreso y fuera de él para remar hacía su objetivo, aunque los temas que importan a la gente… queden para después.
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