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Turismo cultural

OPINIÓN

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Este 2017 México se ha puesto de moda en el mundo. ¿Qué mejor oportunidad para impulsar el turismo cultural? El patrimonio cultural de México puede convertirse en el principal diferenciador de los destinos mexicanos para los turistas nacionales e internacionales. En la actualidad, el gobierno federal busca orientar el rescate y conservación de los sitios históricos, pues todo visitante además de admirarlos, también es corresponsable del respeto y cuidado de esas zonas y de sus habitantes. En ellos se encierra la riqueza milenaria que se ha de preservar a través del tiempo para las nuevas generaciones. La cultura de un país representa los valores, creencias y símbolos de su gente. Quienes viajan, consciente o inconscientemente, desean explorar la cultura de los otros. El fenómeno turístico es un acto de intercambio cultural. La propuesta cultural de México con sus 111 pueblos mágicos, 11 ciudades patrimonio de la humanidad, 149 zonas arqueológicas abiertas al público, alrededor de 55 mil monumentos con valor histórico, más de 309 museos y una diversidad de fiestas y festividades únicas en el mundo, hacen de México un destino privilegiado que invita al turismo nacional e internacional a profundizar en la historia y la actualidad de la cultura mexicana. Para México, la trascendencia del turismo cultural va más allá de su atracción de turistas para visitar destinos, participar en eventos, realizar compras y generar ingresos para el país. El turismo cultural es un producto de alto valor que impulsa la educación no formal de las comunidades y permite compartir al mundo la identidad local. La cultura que experimenta el visitante debe ser más que un hecho aislado de vestigios históricos o arqueológicos, sino un elemento vivo que trasciende e invita a compartir vivencias de sus pobladores con otras culturas. El turista cultural beneficia a la comunidad local, pero la comunidad también tiene la oportunidad de transformar al turista, enriqueciendo su forma de ver al mundo. El turismo cultural requiere de esquemas dinámicos donde la población residente no se limite a ser espectador de las visitas de los turistas interesados en la cultura de la región, sino que tiene la obligación de promover la participación emprendedora y dinámica de las comunidades locales, impulsando el desarrollo de actividades en torno a la actualización de su patrimonio y la promoción y difusión de dichos elementos. El objetivo es beneficiar a las comunidades anfitrionas con base en su propia riqueza étnica, aprovechando en una forma respetuosa sus tradiciones y costumbres, en el contexto del intercambio cultural internacional.   Columna anterior: El potencial del turismo chino en México