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Pablo Escandón: negocios riesgosos

OPINIÓN

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El desenlace de la historia de Marina Matarazzo y la empresa Marzam podría ser el guión de una novela negra; por lo pronto es un caso extraordinario de corrupción no solo por su perversión imaginativa, sino esencialmente porque pondrá a prueba la utilidad del Estado de Derecho en un gobierno acusado de corrupción y de conflicto de interés.

Hasta hace un par de años, dos empresas, Nadro y Marzam, dominaban el mercado de medicinas en el país, una tajada de 120 mil millones de pesos cada año, hasta que Marzam se puso a la venta. 

Pablo Escandón, propietario de la primera, un millonario de 60 años egresado de la Universidad de Georgetown en Washington DC y descendiente de una familia de la oligarquía porfirista, era visto como un interesado natural, pero como lo correcto, al menos en público, es atender lo que dictan las leyes y rechazar los monopolios, declaró que no tenía ninguna intención en realizar la compra.

Escandón apostaba por su empresa Nadro, que controlaba cerca del 37 por ciento del mercado de medicinas, y entonces desde holanda alzó la mano el grupo holandés Moench Coöperatief.

Una investigación de Sebastián Barragán reveló que la operación se concretó con la aprobación de las autoridades mexicanas, hasta que el diario alemán Süddeutsche Zeitung descubrió como parte de la investigación Panama Papers que para adquirir Marzam la empresa holandesa había recibido un crédito de 84 millones de dólares de una mujer llamada Marina Matarazzo.

Marina Matarazzo era esposa de Pablo Escandón: por medio de sociedades y fideicomisos creados en distintos paraísos fiscales, el empresario se hizo indirectamente del control de Marzam, con lo que la influencia del Grupo Nadro en el mercado de medicinas aumentó a más de 50 por ciento.

Este lunes se publicó una noticia importante en este caso de monopolios y empresas fantasma: un tribunal federal revocó la suspensión que impedía a la Comisión Federal de Competencia Económica investigar la supuesta compra de Marzam por los dueños de su competidora Nadro.

Matarazzo aportó el dinero para la compra de Marzam por medio la off shore Moench Coöperatief, sin notificar a la Cofece.

La Comisión debe determinar si la operación oculta violó preceptos de competencia y sancionar al empresario.

Además de diseñarse un Frankestein monopólico desde el clandestinaje de unas empresas fantasma, Escandón colocó en una posición riesgosa al Presidente de la República.

El 29 de marzo de 2016, Escandón, presidente de la Fundación Mexicana de la Salud, tuvo como invitado al Presidente Peña y en su discurso reclamó para los empresarios reglas claras, vigilancia de los recursos públicos y respeto a las leyes.

Contrario al sentido de sus palabras ante el Presidente, detrás de Escandón se escondía una operación violatoria de las leyes.

Cinco días después los Papeles de Panamá lo delataron.

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