Ya se notó, con mucha fuerza, la capacidad de gestión de José Antonio González Anaya al frente de Petróleos Mexicanos. Los resultados dados a conocer ayer por la mañana hablaron por sí solos: un incremento de 55 por ciento en los ingresos y, más importante aún, una utilidad neta de casi 88 mil millones de pesos que contrasta dramáticamente con las pérdidas del primer trimestre del año pasado.
Fue en el Plan de Negocios 2017 – 2021 que Pemex puso como primera prioridad la rentabilidad como “eje rector”. No está nada fácil lograrlo, particularmente cuando ha sido una entidad ampliamente golpeada por los recortes presupuestales recientes: 100 mil millones de pesos menos de presupuesto, anunciado a mediados de 2016.
Uno de los aciertos que permitió a esta empresa revertir la situación de pérdida y convertirse en rentable es el famoso proceso de los “farm outs”, que son asociaciones que la firma mexicana está estableciendo con empresas extranjeras para desarrollar campos petroleros donde ya tiene presencia. El ‘farm out’ más notorio de todos ha sido el de diciembre pasado, cuando la corporación australiana BHP Billiton se adjudicó un contrato de asociación y comprometió una inversión gigantesca: Dlls. $ 11 mil millones para los siguientes años, descargando a Pemex de tener que realizar esta inversión. Para este año y para 2017 Pemex buscará otras 10 asociaciones de este tipo en los Cinturones Plegado Perdido y de Catemaco.
En mi opinión, los resultados que Anaya reveló ayer no solo lo posicionarán como uno de los más sólidos gestores de una entidad mexicana en problemas, sino que lo insertarán en el circuito global de CEOs de las empresas energéticas más sofisticadas del mundo. Recuérdese que desde el año pasado se anunciaron renegociaciones de contratos y optimizaciones de mano de obra por más de 32 mil millones de pesos. Eso es oro molido para generar utilidades. Asimismo, los trabajadores migraron a un sistema de pensiones individualizado que descarga los pasivos laborales de la empresa.
Quienes piensan que la reforma energética fue un fracaso están errando gravemente. Tanto el balance financiero de Pemex como la deuda de esta empresa están mejorando notoriamente desde que se pusieron en marcha estas acciones. Pemex se está convirtiendo en una empresa viable de nueva cuenta gracias al marco regulatorio amparado por la Constitución, a la inversión extranjera de la que se ha hecho llegar y a la extraordinaria gestión que lleva Anaya.
Pemex estableció en su plan de negocios que únicamente se concentrará en las “asignaciones rentables”; es decir, no pondrá ni un peso en campos petroleros que no tengan garantía de hacer dinero. Asimismo, tiene la meta de llegar a incorporar mil cien millones de barriles de crudo como reservas de aquí al año 2021. Hay futuro.
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