En el momento mexicano actual, la creación de un frente amplio es no sólo una buena idea, sino un mecanismo indispensable. Las debilidades del sistema político que nos hemos dado y la gravedad de los problemas acumulados, requieren la unificación de fuerzas, pese a las diferencias que podamos tener.
Es natural que las buenas ideas tengan adversarios, especialmente entre quienes piensan que no hay más ruta que la suya. También resulta obvio el simplismo y la superficialidad para rechazarlas, pero la oposición de los políticos no resta valor a la idea, al contrario.
El frente amplio opositor es una buena idea, expuesta por Alejandra Barrales y Ricardo Anaya, presidentes del PRD y PAN, hacia el 2018. Cualquier lector atento de la realidad nacional tendría que concluir que no sólo es buena, sino indispensable si queremos cambiar al país.
Esta idea implica conformar un mecanismo democrático para cambiar al país. Es una idea que tiene historia: Es sumamente oportuna en estos momentos. No se vale descalificarla sin analizarla y relacionarla con el contexto de debilidades institucionales y profundidad de los grandes problemas nacionales.
La creación de frentes no es nueva en la historia de nuestro país. En 1988 Cuauhtémoc Cárdenas se postuló a la Presidencia de la República por un grupo de partidos políticos y organizaciones sociales que conformaron el Frente Democrático Nacional. Si fuera congruente, no podría estar en contra de la idea.
En las elecciones del año 2000 también fue un frente de partidos el que postuló a Cárdenas y en 2006 ocurrió lo mismo con Andrés Manuel López Obrador. El rechazo de hoy contradice su historia.
La idea de un frente amplio, insisto, resulta no solo necesaria sino indispensable por varias razones: se requiere unidad y un gobierno fuerte para enfrentar problemas como la corrupción, la creciente inseguridad y la gran desigualdad social que afecta a la mayoría de la población.
A nadie escapa que llevamos varios lustros en donde los cargos más importantes de elección popular como la Presidencia de la República y las gubernaturas de los estados, son electos por una mayoría de las minorías y esto solo genera crisis políticas y una permanente inestabilidad.
En Acción Nacional desde hace tiempo promovemos la segunda vuelta electoral, basados en las experiencias de varios países, con Francia como ejemplo reciente. El país requiere la legitimidad y firmeza que otorgan las elecciones por mayoría. Hay que superar la etapa de las minorías precarias. Un frente amplio puede ser una herramienta importante para alcanzar los grandes objetivos nacionales y por eso creemos que esta idea no merece ser estudiada.
No se trata de nombres ni candidatos, ni solamente de partidos, sino de ir mucho más allá, al fondo. Hay que ir más allá de los caducos esquemas de izquierdas y derechas, hay que analizar los graves problemas nacionales y no los intereses de precandidatos.
Este es el gran momento de hacerlo, es la cita a la cual no podemos llegar tarde. Sería trágico que no logremos confluir en un frente amplio; sería la confirmación de que ganaron los prejuicios, las ideologías trasnochadas y los intereses personales de algunos sectores políticos.
*Fernando Herrera es Coordinador del PAN en el Senado.