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Así es el aire que respiramos

OPINIÓN

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Me encontré con algo interesante que quiero compartir con usted. ¿Cómo se miden los contaminantes que se registran en la Ciudad de México y algunos municipios conurbados? La historia de la medición de contaminantes se remonta a 1977 cuando la entonces Secretaria de Salubridad y Asistencia comenzó a registrar, con estándares utilizados en los Estados Unidos, la cantidad de plomo que existía en el aire. Recordar que en ese entonces se usaban dos tipos de gasolina: la Nova, sin plomo y la Extra, de mayor precio y con plomo. En esos tiempos no se conocía los valores máximos de contaminantes, ni los límites para evitar afectaciones a la salud. Cinco años después se diseñó el Índice Metropolitano de Calidad del Aire y no fue sino hasta 1986 que se empezó a difundir a través de medios de comunicación la concentración de contaminantes como Bióxido de Azufre, Bióxido de Nitrógeno y el tan famoso Ozono. Sorpréndase, apenas hace 11 años, en 2006 se publicó por primera vez la Norma Ambiental NADF-009-AIRE-2006 que establece los requisitos para medir contaminantes como: Ozono, Bióxido de Azufre, Bióxido de Nitrógeno, Monóxido de Carbono, partículas menores a 10 micrómetros (PM10), partículas menores a 2.5 micrómetros (PM2.5). El Bióxido de Azufre se mide a través de un sistema de “florescencia ultravioleta”, el Azufre no debe ser mayor de 0.110 partes por millón, cada 24 horas. El Bióxido de Nitrógeno se mide a través de una “quimioluminiscencia en fase gaseosa”, la norma establece un máximo de 0.220 partes por millón, en promedio diario. El Monóxido de Carbono se mide por “absorción del infrarrojo”, es decir, que tanta luz infrarroja absorbe la muestra y no debe ser mayor a 11 partes por millón, cada 8 horas. Las partículas suspendidas se miden, con una “gravimetría” y estas no deben ser mayores a 75 microgramos por metro cúbico, cada 24 horas. En el caso del famoso Ozono, se usa una técnica de “fotometría en el rango del ultravioleta”, que mide la absorción de luz ultravioleta y con ello se determina la resonancia de la molécula del ozono y no debe rebasar 0.095 partes por millón, por hora. Detenernos un poco en el cómo se hacen las cosas, nos mueve a pensar en la tecnología y los recursos humanos necesarios para generar esta importante información. No ignoremos a los técnicos y científicos que hacen esta labor para que todos actuemos en consecuencia. Corazón que sí siente Patricia Mercado, Secretaria de Gobierno de la Ciudad de México, recibió 4 proyectos para un nuevo trazo de la línea 7 del Metrobús que hoy está planeada sobre Paseo de la Reforma. Los “inconformes”, no quieren que pase por Polanco y Lomas de Chapultepec. Ahora necesitamos saber si la decisión final será con criterios técnicos de movilidad, o con criterios políticos.   Columna anterior: ¿Terrorismo en México?