La contaminación, un enemigo invisible

En los 80 los capitalinos incorporaron a su lenguaje el concepto Imecas, pero parece que la clase política respira un aire distinto que el resto de la gente

La contaminación en la Ciudad de México nos enferma a todos, mientras los índices de contaminantes suben sólo se ve el jaloneo entre las autoridades federales y capitalinas, pero ninguna de las dos ofrece una verdadera política ambiental para el valle. A la secretaria Tanya Müller se le tiene presente sólo por sus desatinos, como la idea de poner una gran rueda de la fortuna en la entrada del bosque de Chapultepec, la muerte de los animales en el zoológico, la corrupción en los verificentros, las fotos de una ciudad que sube a redes sociales; pero los temas ambientales están ausentes de la agenda en la capital. Eran los años 80 cuando se alertó de los problemas por los altos índices de contaminación, los capitalinos incorporaron a su lenguaje cotidiano el concepto Imecas, pero parece que la clase política respira un aire diferente que el resto de la gente. La especialista en Ciencias de la Atmósfera, Melissa Díaz destaca la visión tan diferente que hay en otros países para enfrentar este problema, por ejemplo en Europa se declara la contingencia cuando se llega a los 100 Imecas, mientras que en México se declara Fase 1 de contingencia hasta los 150. En la Ciudad de México durante seis meses del año el 80 por ciento de los capitalinos sufre irritación en vías respiratorias, picazón en los ojos, reacciones alérgicas, que pueden derivar en una enfermedad crónica, debido a la contingencia ambiental que hay en época de secas, explica Díaz. Pero determinar la contingencia ambiental se ha convertido en una decisión política, las autoridades federales y locales no han encontrado puntos de coincidencia para construir esquemas de cooperación y salir de la emergencia, consideran que el golpeteo les dejará ventajas electorales, pero en cuestión de salud perdemos todos. La física Melissa Díaz recalca que el problema de la contaminación es multifactorial y enfrentarlo requiere de múltiples acciones como ofrecer un transporte público digno, limpio y que cubra las necesidades de la población; eliminar la corrupción que permite circular a autos que contaminan mucho; que se siembren más árboles que filtren el dióxido de carbono. Es tan cuestionable que en estos días de mala calidad del aire, se mantenga la visión empresarial de los gobernantes, pues en plena contingencia ambiental no son capaces de abrir el tramo del segundo piso del periférico donde se paga peaje para aligerar la vialidad. No, ahí lo que importa es el ingreso. Tampoco se debe dejar de lado la corresponsabilidad de la población, porque cuánto invierte la gente en mordidas para poder sacar la calcomanía cero en los verificentros, en lugar de gastar para arreglar su vehículo y cambiar las piezas que sean necesarias para tenerlo en las mejores condiciones. En época de secas en la ciudad se padece por la contaminación y en época de lluvias se sufren inundaciones, ojalá algún día la inversión pública que se hace en la ciudad sea en proyectos de largo plazo. Columna anterior: PRI, un partido muerto en la ciudad