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La siguiente escala de AMLO

OPINIÓN

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Pasado el 4 de junio, en Morena comenzarán las definiciones para 2018.

 

Lo que ocurra a partir de entonces puede afianzar o poner en riesgo el camino de López Obrador a Los Pinos.

 

El tabasqueño ya ha trazado la ruta. A partir de julio comenzará los destapes de quienes serán candidatos en las gubernaturas que estarán en juego, y se guardará, al final, las designaciones para las 16 alcaldías de la CDMX y la Jefatura de Gobierno. Este último nombramiento es el que concentrará la atención, porque el triunfo de López Obrador se recarga en ganar la joya de la corona, la capital. Sin ella no habrá llegada a Los Pinos y al revés. Las dos contiendas están atadas.

 

La selección del candidato será distinta a la del resto de las gubernaturas; la decisión de AMLO se acompañará de un par de encuestas. Así lo ha dicho él a los tres que suspiran: Claudia Sheinbaum, Ricardo Monreal y Martí Batres. De los tres, el más debilitado es el último, presidente de Morena en la CDMX, a quien el tabasqueño le ha puesto una dirigencia de sombra, en la figura de su hijo, Andrés López Beltrán, quien controla la estructura del partido: 5 mil 539 comités seccionales y más de 44 mil promotores, que serán el ejército electoral en la Ciudad. El nuevo equilibrio representa un golpe al liderazgo de Martí Batres.

 

Sheinbaum, jefa delegacional en Tlalpan, goza de la confianza de López Obrador y es la encargada de la plataforma política de su proyecto. Desde esa posición, no es difícil adelantar, encontraría espacio en un eventual gabinete. Justo eso podría anularla para la CDMX. Aparece en la segunda posición en las encuestas, pero de los tres suspirantes, es quien menos experiencia tiene haciendo campaña. Cierto, AMLO será el centro de la contienda pero, contrario a lo que se vive en el Edomex, en 2018 deberá recorrer el país y no podrá “cargar” al candidato a la Jefatura de Gobierno. Necesitará alguien que le sume y que tenga puentes con distintos sectores. Ella no los tiene.

 

Por eso parece que a Monreal se le acomodan las cosas. Puntea en todas las encuestas, dentro y fuera de Morena; encabeza la Cuauhtémoc, lo que le da reflectores; su nivel de conocimiento rebasa a cualquiera en el partido del tabasqueño; es cercanísimo a López Obrador, de quien fue coordinador de campaña en 2012; y lo buscan lo mismo perredistas que priistas y panistas, para tenderle puentes.

 

Monreal ha recibido fuego amigo pero, hasta ahora, lo ha esquivado. A pesar de que lo han querido tentar, ha dejado claro que va con Morena y hasta buscó convencer a Miguel Ángel Mancera de sumarse al partido.

 

De aquí a las definiciones del segundo semestre del año, Monreal tiene que dar resultados. Sin equivocaciones. Y así AMLO no tendría más que asegurar la plaza e inclinarse por el mejor posicionado, para entonces sí concentrarse en su 2018.

 

-Off the récord

 

Su arranque de campaña será la consulta en la que los habitantes de la Cuauhtémoc aprobarán o no su gestión. Si reprueba, se acabó 2018. Si aprueba, tiene un pie en el gobierno de la CDMX. El ejercicio, a más tardar en agosto.

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