El Centro de Migrantes Jesús Torres se ha convertido en un punto clave para atender a los migrantes que buscan cruzar hacia Estados Unidos o que han sido repatriados. Según Samuel Lozano de los Santos, encargado del albergue, sólo en enero recibieron más de 800 migrantes. “Desde el primero de noviembre decidimos que el centro, que era de día, se convirtiera en albergue 24/7. En este tiempo hemos atendido a 15 mil 176 personas”, explicó Lozano.
El albergue adaptó su operación para recibir a las caravanas de migrantes, que a pesar de las restricciones impuestas por la administración estadounidense, continúan su camino. “Día con día llegan, algunos en grupos de hasta 60 personas”, señaló Lozano.
Una política de mano dura
El decreto firmado por Donald Trump tras su regreso al poder refuerza una política de mano dura contra la migración ilegal. Con la promesa de detener el flujo de migrantes, la nueva administración estableció medidas como la detención inmediata de inmigrantes ilegales acusados de ciertos delitos, la reanudación de la construcción del muro fronterizo y el despliegue de la Guardia Nacional.
La orden ejecutiva se presenta como una respuesta a lo que Trump llama “una invasión”, argumentando que la migración ilegal representa un peligro para la seguridad nacional y la economía estadounidense. Sin embargo, los migrantes siguen buscando llegar a Estados Unidos pese a los obstáculos. “Aun cuando las políticas migratorias no les favorecen, ellos van a seguir intentando”, afirma Lozano.
Repatriados en busca de ayuda
El aumento de las deportaciones ha generado un nuevo desafío para los albergues en la frontera. Aunque hasta el momento el Centro de Migrantes Jesús Torres no ha recibido grandes grupos de repatriados, Lozano anticipa que esto cambiará pronto. “Si llegan buscando ayuda humanitaria, claro que los vamos a recibir. Tenemos condiciones para atenderlos y darles orientación jurídica”, explicó. Muchos de los migrantes deportados buscarán regresar a sus países de origen, mientras que otros intentarán nuevamente cruzar la frontera.
Los albergues en la frontera han implementado planes emergentes para enfrentar el incremento de deportaciones. “Se han organizado acopios de alimentos, cobijas y ropa invernal. Nos estamos preparando para recibir a quienes lo necesiten”, detalló Lozano.
La lucha por el sueño americano
Pese a las restricciones, el deseo de los migrantes por alcanzar una mejor calidad de vida sigue intacto. Lozano lo describe claramente: “No se desalientan. Con CBP One o sin él, con muros o sin ellos, seguirán migrando”. La situación en sus países de origen, marcada por la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades, los empuja a continuar su camino, a pesar de los riesgos y las adversidades.
Para muchos, la migración no es una elección, sino una necesidad. Mientras las políticas estadounidenses endurecen su postura, los migrantes siguen en la búsqueda de un futuro mejor, con la incertidumbre como su compañera constante.
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