Un tribunal tanzano ha sentenciado a muerte por ahorcamiento a un hombre llamado Sudy Omari tras hallarlo culpable del asesinato de Joseph Misgaro durante una disputa por un pago de 3,000 chelines tanzanos, lo que equivale apenas a poco más de 20 pesos mexicanos.
El trágico suceso tuvo lugar cuando Omari contrató a la esposa de Misgaro para que le ayudara en la cosecha de maíz por la cantidad antes citada; sin embargo, aparentemente la mujer no completó las tareas en el tiempo pactado, por lo que esto derivó en un conflicto.
¿Cómo ocurrió el conflicto entre ambos hombres?
Fue entonces cuando Misgaro intervino y prometió que su esposa completaría la labor a la que se había comprometido unos días después. Sin embargo, ambos hombres discutieron hasta llevar la riña hasta instancias físicas, por lo que Omari golpeó a la víctima, quien cayó al suelo y sufrió una fractura de cráneo que le provocó la muerte.
El juez John Nkwabi afirmó que la evidencia presentada por la Fiscalía demostraba sin lugar a dudas la culpabilidad de Omari. Según el magistrado, el acusado actuó con intención de matar a Misgaro, creyendo que este era responsable de la demora en el trabajo.
No obstante, Omari ha mantenido la defensa su inocencia, asegurando que el día de la muerte de la víctima, se encontraba caminando hacia su domicilio tras haber completado una jornada de trabajo y fue interceptado por los hijos de la víctima, quienes lo llevaron hasta el lugar donde se encontraba ya muerto el hombre.
Tanzania y la polémica pena de muerte

En Tanzania es polémica la existencia de la pena de muerte. En los últimos años diversas personalidades del país se han expresado al respecto. Por ejemplo Fulgence Massawe, funcionario del Centro Legal y de Derechos Humanos, dijo que Tanzania debería poner fin a la pena capital.
En el mismo sentido, el excomisionado de Prisiones, John Nyoka, instó a Tanzania a unirse a otros países de la Commonwealth para abolir la pena de muerte, ya que su ejecución no ha demostrado ser exitosa para terminar con los asesinatos.
"Podemos cambiar el castigo a cadena perpetua, pero no ahorcarlos", dijo Nyoka, quien también trabajó en Namibia durante 17 años para reestructurar el antiguo sistema penitenciario del apartheid de ese país.
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