Renata y Adriana, amigas de Meredith, una joven transgénero de 21 años que fue asesinada en Tarímbaro, Michoacán, en marzo pasado, han compartido su historia de terror y dolor. Las tres amigas fueron golpeadas brutalmente con tablas, pistolas y piedras, a manos de un grupo de hombres que finalmente dieron muerte a una de ellas.
Las tres jóvenes, se conocieron hace más de diez años y eran compañeras de trabajo en una fábrica de bolsas. La madrugada del 31 de marzo, las tres mujeres convivían en un bar en el fraccionamiento Galaxia Tarímbaro, cuando fueron abordadas por dos hombres que les propusieron mantener relaciones sexuales, propuesta que rechazaron.
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Otro de los asistentes del bar invitó a las jóvenes y a los dos hombres a seguir la convivencia en su domicilio, pero en el trayecto a pie, uno de los hombres nuevamente insistió en tener relaciones con alguna de las mujeres trans, e incluso, hizo tocamientos en sus genitales a una de ellas.
Las jóvenes volvieron a rechazar su propuesta y, en medio de insultos, el hombre se retiró, pero luego regresó con un grupo de sujetos que portaban tablas y armas de fuego, y que con saña, comenzaron la agresión.
Víctimas narran la agresión
Adriana fue la primera: “Venían los dos chavos (que conocieron en el bar) con más chavos. Nos quedamos impactadas. Solo sentí un golpe en la cara y no supe más, me desmayé”, recuerda.
“Nos dijeron ‘si corren les disparamos p*nch*s jot*s’, y no corrí, ahí fue donde nos agarraron, me pidieron que me hincara y cerrara los ojos, me empezaron a golpear con tablas, con las pistolas, con patadas y me tocaron”, cuenta Renata.
Las tablas que usaron para agredirlas tenían clavos que les causaron pequeñas cortaduras. Las armas de fuego solo fueron usadas para dar cachazos y amagar a las mujeres. Mientras era golpeada, Renata alcanzó a ver cómo los delincuentes destrozaban la cabeza de su amiga Meredith.
“Le dejaron caer una piedra a mi amiga en la cara, le destrozaron el cráneo. Nos decían que eso nos había pasado por jotos, que nos odiaban y nos iban a matar, nunca dejaron de decirnos cosas feas”, lamenta.
Meredith falleció una semana después del ataque
Al percatarse de que Meredith se desangraba, los atacantes se acercaron a su cuerpo, momento que Renata aprovechó para ponerse de pie y huir hacia una zona despoblada donde corrió con todas sus fuerzas para ponerse a salvo.
Mientras tanto, Adriana quedó a pocos metros de Meredith, totalmente inconsciente. Cuando despertó, los hombres ya no estaban, solo vio a su amiga mortalmente herida. Pidió auxilio a los vecinos, pero ninguno quiso asistirla, a excepción de uno que llamó a los servicios de emergencia y le sugirió que se retirara para no ser inculpada por la agresión.
Meredith fue trasladada al Hospital Civil, donde estuvo una semana internada, pero al domingo siguiente, murió por traumatismo craneoencefálico.
El pasado 18 de julio, a más de tres meses del feminicidio de Meredith, la Fiscalía General del Estado de Michoacán (FGE) informó que, por este caso, fueron detenidos Josué Jatniel “N” y Jesús “N”, quienes fueron vinculados a proceso, prisión preventiva oficiosa y un plazo de cinco meses para la investigación en su contra por el delito de feminicidio y lesiones por condición de género.
Sin embargo, entre los dos detenidos, no se encuentran los jóvenes que conocieron esa noche y quienes ordenaron la agresión.
“Quisiéramos que se investigara más a fondo. Siento que no están haciendo mucho esfuerzo por detenerlos, necesitamos medidas de protección, y tengo miedo porque -a través de conversaciones entre los responsables- supimos que dijeron que si atrapaban a uno de ellos iban a venir a matarnos, ellos saben dónde vivimos. Queremos que esto no quede impune”, afirma Renata, quien asegura, las familias de los detenidos viven cerca de sus familias y temen represalias.
Exigen que crimen de Meredith no quede impune
Recientemente, ambas mujeres trans han cambiado de lugar de residencia, pues no han superado el temor luego de esa experiencia que las llevó al borde de la muerte.
“Siempre estamos alerta viendo quién llega, quién pasa, esas ganas de salir ya no están. Ni vivo tranquila”, confiesa Adriana; “vivo muy mal, hace poco fui a un baile y yo tenia miedo de que los hombres nos quisieran pegar por gays o jot*s, es un pensamiento que nunca debería de tener porque podría salir a la calle sabiendo que soy como soy sin importarme nada, y ahora no, ahora tengo miedo de que me golpeen otra vez”, lamenta Renata.
El terror que aún enfrentan es tal, que no han podido presentarse a las audiencias convocadas por el juez a cargo, en las que también se dan cita los dos feminicidas detenidos.
Las sobrevivientes del ataque transfóbico piden que la muerte de Meredith no quede impune, y que se les brinden medidas de protección, pues los principales responsables siguen libres.
MYPR