De acuerdo con cifras del Secretariado de Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los homicidios dolosos en la capital del país han disminuido, en los últimos cincos años, es decir, en esta administración, aseguró el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres.
Durante la develación de la escultura “El peso de la paz” en la Alcaldía Iztapalapa, el mandatario capitalino señaló que los índices más altos de homicidio por cada 100 mil habitantes se registraron en los sexenios de Oscar Espinoza Villarreal y Miguel Ángel Mancera.
“Aquí podemos observar las tendencias y cómo se nos va para arriba hacia finales de la administración pasada, y todo el esfuerzo que se ha hecho por bajar (...) los años donde el homicidio ha llegado a los puntos más altos es con Óscar Espinosa Villarreal, en la gestión de Óscar Espinosa Villareal, y después de la gestión de Miguel Ángel Mancera; el punto más bajo de los homicidios ocurre en la administración del licenciado López Obrador, y el descenso más notable, entre el punto de inicio y la parte final, ocurre a lo largo de esta administración”, explicó.
Homicidios dolosos a la baja
Martí Batres señaló que los homicidios dolosos por año, el año 2006 es el más bajo, luego se mantiene más o menos estable, entre 700 y 800 en la administración de Marcelo Ebrard, y en la administración de Mipasada se dispara hasta mil 411 homicidios dolosos, y a partir de 2019 comienzan a bajar con esta administración.
“Esta es otra gráfica, también es una tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes, esta la hace el INEGI con sus propios datos, a partir de sus propias estadísticas, tiene alguna variación, pero las tendencias son las mismas: podemos ver un punto muy alto en 1996 y de ahí va bajando, va bajando, hasta el 2006, luego se estabiliza, sube hacia el 2018 y luego baja hacia el 2023”, indicó.
Por su parte, Salvador Guerrero Chiprés, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia, expuso que el Programa “Sí al Desarme y Sí a la Paz” es fundamental para la construcción de la cultura de paz y legalidad; este busca incentivar el intercambio voluntario y anónimo de armas de fuego por apoyos económicos.
“El desarme es un paso crucial en la construcción de paz, implica la eliminación de las armas que perpetúan la violencia y la inseguridad. Este proceso no solo se trata de la destrucción física de armamentos, también de la transformación de una cultura de conflicto hacia una cultura de convivencia pacífica”, afirmó.
DRV