Le tocó ser parte de una generación que cerró la puerta a millones de mujeres en la política, en lo económico y en lo social, pero Olga Sánchez Cordero ha trabajado durante años a fin de que esta situación no se repitiera las que siguieron en ese camino a lo largo de los años.
Desde niña le tocó ver la injusticia a la que era sometido este género, ya que su propia madre tuvo que abandonar sus estudios debido a que se casó. Estaba en el tercer año de la universidad cuando la vida marital le arrebató los sueños, debido a que no era bien visto que continuara sus estudios. Eso sucedió en 1946, la ahora senadora nació un año después.
Pese a al protección constante, el cariño y la devoción de su madre para inculcarle que había varias opciones en la vida, la morenista ha visto toda clase de obstáculos hacia su género, aunque también ha sido testigos de parteaguas tan importantes como la píldora anticonceptiva.
"Mi madre, como te dije, era una lectora irrestricta, le encantaba Stefan Vals, yo creo que se leyó todas las obras de Stefan Vals, sobre todo las obras digamos biográficas de Stefan Vals".
Una vida bajo el yugo masculino
Su lucha personal transcurrió durante varios años, pero uno de los puntos que marcó más su vida fue la de estudiar Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México. Era la única opción válida para su instrucción, debido a que contaba con los mejores profesores de Iberoamérica y además su padre había dado clases en la institución.
Su trabajo tuvo frutos en la función pública, donde logró convertirse en notaria y además ejercer esta profesión durante 10 años. Su papel como conciliadora en estos casos le dio el sustento a Jorge Carpizo y Diego Valadez para invitarla a que se sumara al Tribunal Superior de Justicia. Su misión fue contribuir a abrir una de. las salas de la dependencia a fin de que tuviera un perfil más civil y familiar.
Durante sus estudios se percató de la estructura patriarcal del país, ya que en la norma legal estaba establecido que el domicilio se ligaba directamente a un hombre, así como su manutención, las decisiones en torno a la familia y el acceso a diversos derechos.
"La madre no podía transmitir la nacionalidad mexicana a sus hijos nacidos de su vientre si nacía en el extranjero, sólo si el padre era desconocido y eso lo decía la Constitución. No lo decían las leyes secundarias, la Constitución. Yo me preguntaba y ¿por qué tengo que pedir permiso a mi marido de interponer una demanda de amparo?".
Olga Sánchez Cordero convivió con el micromachismo
Pese a que ha demostrado sus capacidades a lo largo de los años, Olga Sánchez Cordero ha tenido que enfrentarse a un sistema patriarcal al que define como normalizado dentro del país.
"Si tú ves los debates del 1917 de la Constitución para negarle el voto a la mujer, te puedes dar cuenta de que la perspectiva era de una persona sin capacidad de decisión. Eso fue lo que dijeron los constituyentes. No tiene la capacidad para decidir".
Su primer día en la Notaría, contó, estuvo lejos del cálido recibimiento que esperaba y se centró en comportamientos oscos y casi agresivos de sus colegas. La situación la hizo sentirse ajena y como si fuera intrusa en un puesto que ella mismo se había ganado.
Narró además que cuando pidió saber donde se encontraba el baño, le dijeron que no había sanitarios para notarias y que solamente había disponibles espacios para que las secretarias hicieran sus necesidades, por lo que le recomendaban bajar una planta en el edificio para acudir a estos.
Además de la incredulidad por un trato tan hostil, la entonces notaria se enfrentó al cuestionamiento de a qué se debía el resentimiento y el desprecio que ejercían en contra de ella, sobre todo porque era igual a sus compañeros y sabía ejercer su trabajo al igual que ellos.
"Llegó allí y me doy cuenta que les estaba yo rompiendo su club de Toby, que les estaba yo rompiendo sus comidas maravillosas mensuales en donde podrían explayarse lo que quisieran, después jugar domino, tomar la copa, platicar lo que se les pegara la gana".
A los hombres no les gusta que los mande una mujer
El trato que merecía es algo que no pudo obtener ni siquiera cuando fue secretaria de Gobernación, pues aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador le brindó respeto y un espacio para poder desarrollarse, se enfrentó con actitudes de discriminación incluso en el gabinete federal.
Este tipo de actitudes las vivió también cuando fue ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ya que cuando preguntó la razón por la que no había una presidenta en este órgano legislativo, a lo que el titular de ese entonces le contestó que este puesto estaba reservado para hombres.
"Él me dijo, ¿Qué no se ha dado cuenta que a los hombres no les gusta, que las mujeres nos manden?".
Cuando el ministro presidente dejó su cargo, pensó en buscar la titularidad, pero al final declinó por saber que no podría conseguir los votos, pese a la generosidad de sus colegas.
"Tengo estos casi 57 años, 57 años para ser exactos de la lucha feminista".
En la Corte se percató de que el género femenino también estaba en desigualdad en cuanto a los procesos judiciales, debido a que no tenían recursos para contratar abogados y no podían aportar pruebas. Esto ocasionaba que patrones, esposos, parejas y padres tuvieran una ventaja de inicio en este tipo de situaciones.
"Mi primer conferencia, juzgar con ojos de mujer, porque no existía el término perspectiva de género, en el 95, ahí fue la conferencia de Beijing y ahí empezó, todos los derechos para todas las mujeres y todo mundo decía pero todo esto es una verdad de pero orgullo. ¿Cómo no van a hacer todos los derechos para todas las mujeres?".
Sánchez Cordero aseguró que aunque se han reportado cambios, las féminas siguen en condiciones complicadas. Puso de ejemplo que haya juezas que den sentencias más duras a su propio sexo, que haya una lapidación en contra de ellas cuando son acusadas de adulterio.
"El sistema machista, está culturizado y normalizado hasta en las propias mujeres que no se dan cuenta de las violencias. Las juezas se dan cuenta de las violencias".
No obstante, reconoce que algunas funcionarias como Ernestina Godoy en la Fiscalía General de Justicia de la CDMX son implacables en el combate al feminicidio. A esto suma la legislación que poco a poco es reformada para brindar un mejor