Este mes se cumple un lustro del sismo de 2017. Sus consecuencias se extendieron a prácticamente una tercera parte del territorio nacional y dejaron profundas cicatrices en diversos sectores de la población.
Muchas acciones y programas orientadas a la recuperación de los sectores afectados se han puesto en marcha desde entonces, desde la reconstrucción de vivienda, hasta la restauración del patrimonio cultural afectado. Pero ¿cómo vamos realmente en el proceso de recuperación?, ¿qué hemos ganado y qué hemos perdido en el camino?, ¿estamos mejor preparados para un evento similar?
Hay que recordar que los desastres conllevan no solo afectaciones económicas y materiales, sino también enormes pérdidas humanas, psicológicas, culturales y de salud mental, tanto individuales como colectivas. Por eso, un proceso de recuperación debería integrar acciones en todos esos ámbitos, tanto material como social y culturalmente.
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A cinco años del 19S de 20217, ¿qué hemos aprendido?
El Programa Nacional de Reconstrucción (PNR) reportó que para agosto de este año se han llevado a cabo 60,598 acciones de recuperación distribuidas en diez estados, desde reconstruir una casa hasta restaurar un convento del siglo XVI.
La inversión ha sido de 35 mmdp y se aplicaron solamente en cuatro sectores: educación, cultura, salud y vivienda. Sí bien son avances importantes, el reporte tiene inconsistencias. En cuanto a vivienda, por ejemplo, hay diferencias entre las cifras reportadas por distintas entidades.
En agosto, el PNR dijo que se tiene el 99% de avance a nivel nacional. Sin embargo, Morelos reporta solamente el 70%, mientras que la Ciudad de México reportó el 40% de vivienda multifamiliar recuperada. Entonces, ¿cuál es el avance real y cuánto falta por recuperar?
Por su parte, al sector cultural le resta por atender el 30% de casos. El problema es que eso representa el porcentaje de edificios históricos con los daños más severos, por ejemplo, los 11 conventos del siglo XVI cercanos al Popocatépetl sufrieron daños estructurales y que están en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. ¿Cuánto más costará?
El mismo informe deja ver que no existen programas enfocados a la recuperación de otros aspectos que también son importantes en la vida de las personas, por ejemplo, la atención psicosocial de los damnificados o la recuperación de los medios de vida de las comunidades rurales.
Esto sucede así porque los indicadores utilizados en el sistema mexicano para evaluar el impacto de los desastres se limitan a contabilizar el número de inmuebles afectados, así como el número de personas fallecidas. Esos mismos indicadores parciales son los que han determinado las acciones y programas a seguir en el subsiguiente proceso de recuperación.
Pero entonces, ¿qué pasa con la recuperación de lo demás?, ¿cómo se recupera el atraso escolar debido al colapso de planteles educativos, o la pérdida económica derivada de la suspensión de actividades culturales? Tampoco se habla de la reactivación de las actividades socioculturales que son vitales para la recuperación afectiva y cultural de las personas.
¿Qué falta?
A cinco años de los sismos sabemos que queda un largo camino por recorrer. Hasta ahora, algunos sectores se han visto rezagados, por ejemplo, la restauración de patrimonio cultural dañado o las familias que aún no han podido recuperar sus viviendas. Se requiere de un marco normativo legal más amplio y flexible sí se pretende establecer un sistema de atención integral.
¿Qué hemos aprendido?
Sin embargo, cada vez hay más proyectos locales para recuperar iglesias, centros comunitarios o casas afectadas. Se han creado nuevas redes comunitarias y se han fortalecido las existentes.
Las comunidades fondean como pueden la recuperación de sus iglesias, ponen la mano de obra y gestionan sus propios proyectos, todo a favor de ver su comunidad recuperada y funcionando nuevamente. Quizá lo que más hemos aprendido, como escribiría Carlos Monsiváis, es a organizarnos localmente de nuevo, como en 1985, para recuperar lo perdido.
Por: David A. Torres. Maestro en Riesgo, Desastres y Resiliencia, Twitter @Davit00