Una escoba vieja jalada a prisa es el intento desesperado de una mujer por sacar el agua que inundó 30 años de su vida.
Las lluvias cubrieron en menos de una hora los muebles de la casa de Octavia Peñafor García, quien es jefa de una de las 150 familias afectadas por las fuertes lluvias y las descargas eléctricas de una tromba registrada el martes, en Acapulco, Guerrero
El agua cubrió el mismo número de viviendas en La Venta, en la periferia de la ciudad turística.
“El agua se metió, si nosotros nos quedamos aquí nos ahogamos, lo único que hicimos fue subirnos a la azotea y ahí quedarnos”, contó al borde del llanto.
La mujer aseguró que la inundación superó a la de los huracanes Paulina, Ingrid y Manuel, los cuales provocaron que el agua alcanzara 10 centímetros de altura; ahora fue metro y medio.
Refrigeradores, camas, sillones, fotos, ropa, una máquina para hacer tortillas y un molino de 200 mil pesos, son parte de las pérdidas que sufrió.
La corriente del cauce que atraviesa cerca de 50 viviendas construidas al margen del canal arrastró basura y lodo a las viviendas de la colonia Ampliación La Venta y Agrícola.
“Lo perdimos todo. La ropa que traigo es la que me regalaron los vecinos y que me pude poner para bañarme”, dijo.
José Vargas Morales, presidente del comité vecinal, atribuyó la inundación a que el cauce del poblado no fue desazolvado este año. Para la alcaldesa Abelina López el principal problema es “que algunas casas han invadido el canal. Y la naturaleza tarde que temprano reclama lo suyo”.
Los trabajos de rescate por parte de los pobladores y del plan DN-III-E del Ejército se iniciaron desde ayer en la noche y fueron retomados desde las 04:00 horas del miércoles, una vez que el agua empezó a bajar, contó Carlos, uno de los voluntarios que con cubeta y pala saca el lodo de una vivienda de dos niveles a la que el agua cubrió un metro y 65 centímetros.
Para los damnificados, un censo, el desazolve del canal, un diagnóstico de casas irregulares y la gestión de apoyos federales fueron los compromisos de las autoridades. Mientras tanto, un centenar de familias “no sabemos dónde vamos a dormir”.
MBL