Entre los carros está "mi héroe", dice Derek. En las piernas, sentado, sostiene su cuaderno de matemáticas, "tengo que acabar mi tarea, voy a la escuela, veo la clase por tele, pues, a las seis de la tarde..., ahí viene mi papá".
Mientras está la luz verde del semáforo, en la banqueta, Rogelio le ayuda con "las cuentas" a su pequeño de 9 años, en la esquina en Insurgentes Sur y Félix Cuevas, alcaldía Benito Juárez.
Apenas tiene tres minutos para ser padre y maestro. Se escucha un timbre del paso peatonal y corre para ganar unos pesos; la luz roja sólo dura 60 segundos, limpia parabrisas, muchos lo ignoran, y arrancan los autos.
"Con la pandemia se acabó el trabajo, estaba en una gasolinera y pues no hubo de otra, la vida está dura, pero él es mi vida y doy todo; cuando lo traje sólo se quedó así, viendo, y luego me dijo 'oye papá y si yo pido dinero'.
“Yo le dije que no, la vida yo se la tengo que dar, yo te tengo que sustentar tú vida, tú no tienes que trabajar ni pedir un peso, tú aquí sentado a la tarea, yo sé lo que tengo que hacer”, dice el hombre que está en la lista de los 2.5 millones de desempleados que ha dejado la pandemia, según el Inegi.
Derek y Rodrigo llegan al cruce peatonal entre las nueve y 10 de la mañana y se retiran para llegar a la “clase de tele, a veces con 70 pesos para comer, para mi esposa y mi otra hija”.
El padre, de 27 años, corre de nuevo, a pesar de que los autos están en alto tiene que burlar motos, bicicletas y “algunos que tienen prisa y arrancan antes de tiempo”, dice.
Derek lo espera en la jardinera, busca a Rodrigo “porque luego se pierde y no lo veo”; mientras los autos avanzan, retoman “las cuentas, quiero un 10..., papá, eres mi héroe”, le dice llorando.
SALEN ADELANTE
● Derek cursa el tercer año de primaria y dice estar muy feliz, tuvo un 9 de calificación.
● En casa lo esperan su mamá Alejandra, y su hermana Naomi, de 8 años.
Por Lemic Madrid
BGM