Un Grito de Independencia observando una Plaza de Armas vacía, fue la experiencia más retadora en las ocho ceremonias que le ha tocado encabezar a Enrique Alfaro Ramírez en su investidura como gobernador de Jalisco y dos veces como alcalde (Tlajomulco de Zúñiga y Guadalajara).
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El eco de las campanadas resonaba más fuerte ante la ausencia de una multitud de personas provocada por la emergencia sanitaria por COVID-19. La medida de cerrar el centro de Guadalajara, frenando el paso de personas, fue para evitar concentraciones y contagios de la enfermedad durante los festejos patrios.
Enrique Alfaro confía en que para la siguiente celebración la algarabía por el orgullo de ser mexicano volverá a las calles con gente vestida con colores verde, blanco y rojo, grandes sombreros y trajes de charro.
“Me ha tocado dar varios ‘Gritos’ en mi vida, nunca uno como este, nunca en silencio con la plaza sola. Muy difícil, muy duro. Pero la esperanza está fuerte y yo sé que los jaliscienses y los mexicanos vamos a salir de esto”.
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Uno de los momentos cruciales fue cuando en el videomapping aparecían las figuras de los actuales héroes de la Patria, el personal médico que enfrenta en primera línea al COVID-19.
Médicos, enfermeras, paramédicos eran los únicos invitados especiales en Palacio de Gobierno, recinto histórico donde Miguel Hidalgo y Costilla firmó el acta de abolición de la esclavitud.
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POR ADRIANA LUNA
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