Un cubrebocas transparente, ideal para que las personas con problemas auditivos puedan leer los labios de otro emisor en la conversación, que evite el contacto con la cara al momento de colocarlo o retirarlo pero al mismo tiempo garantizar que el uso siempre será el correcto. Este es el reto que se impusieron alumnos de distintas carreras y profesores en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).
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Los muchachos analizan los mejores materiales para el diseño de la protección del rostro contra el COVID-19 y que al mismo tiempo los procesos de elaboración sean sustentables para lograr un producto inclusivo, ergonómico y altamente efectivo. Su costo sería menor (50%) a los diseños de cubrebocas N95 que hoy en día se encuentran en el mercado entre 140 hasta 300 pesos.
“Se trata de un producto de bajo costo que se puede fabricar en México. Desde el ITESO es algo que podemos mejorar a nivel de diseño y algo que podemos fabricar a nivel de ingenierías.
Le estamos apostando no sólo a que sea un N95, sino que incluso pueda ser N96 o N97, es decir, que pueda retener hasta 97 por ciento de las partículas aéreas. Esto es importante porque mientras más alto sea este índice, disminuye más el riesgo de contagio”, señaló Miguel Huerta Gutiérrez, profesor del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano del ITESO.
Durante la pandemia mundial de Coronavirus, el cubrebocas se ha vuelto un artículo indispensable, lo que ha detonado la creatividad de los diseñadores.
En este proyecto específicamente trabajan estudiantes de las carreras de Ingeniería Industrial, Ingeniería Mecánica y de la Licenciatura en Diseño.
Los jóvenes involucrados también apuestan a la reactivación económica de la región y el apoyo a los sectores más vulnerables de la población. La producción local también permitiría dejar de importar este insumo de países como China o Estados Unidos. Los talleres de termoformado, inyección de plásticos o pequeñas empresas de la industria textil se podrían sumar a la producción de esta prenda.
“Creo que, sin importar nuestra profesión, siempre deberíamos buscar cómo ayudar. De nada sirve un abogado, un ingeniero o cualquier profesional si no se preocupa por su comunidad. Es parte de lo que nos da ITESO: nos sensibiliza para tomar los conocimientos de nuestras carreras y ponerlos al servicio de los demás, en vez de servirse de ellos”, apuntó César Iván Velarde González, alumno de octavo semestre de Ingeniería Mecánica.
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Otra de las prioridades es la desinfección de estos dispositivos mediante una caja de desinfección con rayos UV.
“La idea es desarrollar una caja que tenga la capacidad para desinfectar seis cubrebocas en menos de un minuto, reduciendo abismalmente el desperdicio”, añadió el profesor Huerta Gutiérrez.
POR ADRIANA LUNA
ialc