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Lydia Cacho desmiente a la FGR; asegura que fue ella quien ubicó a Kamel Nacif

La FGR reveló una presunta investigación en la que supuestamente ubicaron al empresario Kamel Nacif, por el delito de tortura

NACIONAL

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Lydia Cacho acusó a Alejandro Gertz Manero, titular de la Fiscalía General de la República (FGR), de romper el sigilo sobre la investigación de su caso y con ello ayudar a su torturador, tras su libro Los Demonios del Edén.

"Miente Gertz Manero #KamelNacif fue ubicado por mí y FGR México confirmó ubicación hace un año. NO ha sido arrestado.

Acuso al Fiscal General de haber roto el sigilo de mi caso y con ello ayudar a mi torturador y tratante de niñas a escapar de su escondite. #losdemoniosdeledén", escribió en Twitter Lydia Cacho.

https://twitter.com/lydiacachosi/status/1282000325256400897?s=20

El viernes se filtró información sobre la ubicación del paradero del empresario Kamel Nacif El rey de la mezclilla fue ubicado por autoridades mexicanas en Líbano, por lo que ya iniciaron los trámites de extradición por el delito de tortura.

El fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero hizo la revelación durante un debate que sostuvo con el investigador Edgardo Buscaglia.

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La TORTURA contra Lydia

Un 16 de diciembre de 2005 cuando Cacho se dio cuenta que los mencionados en su libro harían cualquier cosa para darle una reprimenda por exponerlos, aquel día en Quintana Roo aprehendieron a la escritora por los delitos de difamación y calumnias.

Los Demonios del Edén expusieron una red de pederastia encabezada por el empresario Jean Succar Kuri, también involucraban a Nacif Borge; un hombre que hace a penas un día, es decir, el 11 de julio de 2020 (15 años después de aquel fatídico día), fue ubicado por policías.

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Pero no nos adelantemos, regresando a 2005 a Cacho la trasladaron del estado de Quintana Roo a Puebla vía terrestre. Durante su trayecto, a la periodista la torturaron psicológicamente. Los oficiales la amenazaban con abusar sexualmente de ella.

Lo que se orquestó fue una orden de aprehensión artificial para tener la posibilidad de infringirme el mayor castigo posible; una especie de vendetta por haberme atrevido a hablar de los poderosos.

El traslado, el despliegue desproporcionado de recursos policíacos, la tortura física y psicológica y el típico sábadazo que intentaban aplicarme formaron parte de una maquinación que solo puede explicarse por la compra de la justicia por un particular, relató la escritora.

Por: Redacción Digital El Heraldo de México.

vbs

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