Con jornadas de hasta 20 horas, personal de la Secretaría de la Defensa Nacional se encarga de trasladar insumos médicos a diversas partes del país con el objetivo de tener listos los hospitales militares y demás instalaciones que se sumaron a la lucha contra la epidemia de COVID-19.
Desde las 6 de la mañana, los militares inician su labor en el antiguo Hangar Presidencial de la Ciudad de México, ahora convertido en un gran almacén para la emergencia.
En un ir y venir constante, llenaron un avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea con un cargamento de 11 toneladas para el norte del país. En las cajas los soldados escriben con plumones frases de aliento: "ánimo, no están solos" y "la ayuda va en camino".
Mascarillas N95, cubrebocas, batas, cubrezapatos, medicamentos, además de camas y colchones, entre otros insumos, dejaban poco espacio para la tripulación que viajó de pie.
Después de resolver algunos contratiempos con la aeronave, el equipo se trasladó durante más de tres horas a la primera parada en Hermosillo, Sonora.
Junto a médicos y enfermeras, el mayor de infantería José Manuel Medina, encargado de recibir los insumos en esa ciudad, explica que el cargamento servirá para tener listo cuanto antes el campo militar 4-A, el cual se habilitó para recibir en los próximos días hasta 50 pacientes.
Pasada la medianoche el Hércules C-130 llega a La Paz, Baja California Sur, donde la tripulación realiza la última entrega después de 20 horas de trabajo. Se quedan a dormir en el campo militar, pues hay que recargar energías para volver a la capital y realizar las siguientes entregas.
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Por Daniel Ojeda y Gerardo Suárez
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