Si hay una persona a la que ama el Joaquín “El Chapo” Guzmán, es a su madre, la señora Conselo Loera y su amor quedó demostrado en la mansión que le mandó construir en la comunidad de La Tuna, Badiraguato, Sinaloa.
La propiedad de se encentra en medio de las montañas en la Sierra Madre Occidental, justo arriba de un cerro, por lo que a kilómetros es visible su color rosa, combinado con tonos de marrón. La propiedad está alejada de todo, no se puede acceder a ella más que en cuatrimoto.
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Así es la mansión
La mansión es una especie de hacienda con acabados rústicos enmadera, está llena de plantas y rodeada de árboles; en sus terrazas destacan sillas de plástico y mesas color blanco.
De acuerdo con un reportaje hecho por la cadena Univisión la casa es muy sencilla, aunque tiene gran tamaño, por dentro sus acabados no son lujosos, son sencillos y sólo tiene lo necesario.
La casa fue abandonada en junio del 2016, luego de que un comando atacara la propiedad, por lo que desde entonces se encuentra sin habitar en medio de la Sierra Madre Occidental.
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Tiene una capilla
Dentro de la propiedad hay una capilla dedicada a la Iglesia Apostólica de la Fe de Cristo Jesús, misma que “El Chapo” mandó construir para que su madre pudiera orar; ahí cada domingo se llevaban a cabo misas.
Se dice que en esa capilla Consuelo Loera oraba para que su hijo recuperara su camino y para que cambiara de profesión, es decir que dejara el mundo del narcotráfico.
De acuerdo con personas que oraban en ese templo, la madre de “El Chapo” pedía, tras la captura de su hijo, por que el corazón de los jueces estadounidenses se ablandara para que fuera declarado inocente de los diez cargos graves por los que fue juzgado en la Corte Federal de Distrito Este de Broolyn, Nueva York.
Redacción Digital El Heraldo de México
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