En tiempos de COVID-19, los imparables tamaleros, bicicleteros y barrenderos

Son personas que laboran como obreros, tamaleros y alban?iles, ellos no tienen opción por lo que no pueden dejar de trabajar

Mientras varias empresas y centros laborales han detenido de tajo sus actividades a causa del coronavirus, en colonias populares de la Ciudad de México el trabajo diario continúa bajo una tensa calma.

Puestos de tamales, triciclos con pan y café, las tienditas de la esquina, trabajadores de la construcción, barrenderos y obreros que llegan temprano a su jornada laboral, son los que se resisten a guardarse en casa.

Viven al día y sin ahorros que puedan amortiguar esta crisis.

Sí, nos ha afectado bastante, pero no podemos dejar de trabajar", dice Jesús, quien tiene un puesto de tortas en la central de autobuses TAPO. Él y su esposa son adultos mayores, y aunque reconocen el riesgo, no usan cubrebocas, ni gel antibacterial.

"El dinero no alcanza para eso", reconocen.

Como don Jesús y su esposa, las autoridades calculan dos millones de personas que se dedican al comercio informal en la CDMX. Son los que atienden las fondas, los ambulantes, los que venden chácharas, ropa de uso y en esta época ofrecen hasta el gel antibacterial a 10 pesos.

A unas cuadras de Polanco, donde prácticamente la actividad se ha detenido, está el mercado de Santa Julia, en la colonia Anáhuac, donde Alicia abrió muy temprano su negocio de jugos y frutas. La joven relata que aún no siente la baja en las ventas y aunque así lo fuera "tenemos que comer y no voy a cerrar".

Lo mismo en La Merced y el Mercado Sonora, donde ningún locatario cierra. Ahí sigue la venta de comida callejera, el tehuacán preparado y la gente, sin la sana distancia acude a comprar. [nota_relacionada id=935470]

POR MISAEL ZAVALA

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