Niños con gorras que los cubren del crudo sol, paliacates que dejan su identidad en incógnita y armas de grueso calibre en sus pequeñas manos, se forman en las calles de Chilapa, Guerrero, para proteger a lo que queda de su familia.
Estas son las escenas que desde el 22 de enero se viralizarón en redes sociales; no se trata de fotografías ni videos promocionales de una película, mucho menos de una serie; nuevamente la vida real le ganó a la ficción.
Ellos son pequeños de entre 6 y 15 años, en su mayoría huérfanos por la violencia; es decir, que algún conflicto armado entre la delincuencia organizada acabó con la vida de sus padres.
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Fue, tal vez, la rabia y desesperanza las que los obligaron a enfilarse en la lista de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias de los Pueblos Fundadores (CRAC-PF) de Chilapa.
La comunidad en la que viven los niños, es considerada como una de las más peligrosas del país, esto debido a los múltiples conflictos registrados entre dos grupos del crimen organizado: Los Rojos y Los Ardillos.
A pesar que por un largo tiempo la inseguridad azotó a este municipio, el viernes 17 de enero el asesinato de diez músicos indígenas colmó la paciencia de la policía comunitaria y de los niños que perdieron a sus padres.
Son ellos, los huérfanos de los integrantes de la banda musical los que decidieron empuñar las armas y defender a su familia.
El asesinato de sus papás
La pesadilla para estos pequeños comenzó el 18 de enero cuando una llamadas al 911 se registró, del otro lado de la bocina se escuchaba el reporte de un automóvil incendiado en pleno camino rural de Chilapa.
Cuando miembros de la Policía Ministerial, Ejército y la Guardia Nacional arribaron al sitio del reporte; sin embargo, el panorama era mucho peor de lo que en un principio pensaron. No era una camioneta, sino dos las que estaban en llamas.
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Uno de los vehículos estaba a mitad del camino, completamente calcinada. La otra estaba en una barranca a cien metros de profundidad; dentro del primer automóvil había cinco cadáveres, la mitad de ellos estaba irreconocible.
Mientras que los cuerpos que viajaban en la camioneta desbarrancada quedaron esparcidos por el trayecto, para recuperar a estas víctimas mortales la policía trabajó en la zona un día entero.
Al parecer todo se trató de una emboscada, pues los músicos regresaban de tocar en una fiesta en Tlayelpa cuando sicarios de Los Ardillos los interceptaron y asesinaron a sangre fría.
Por: Redacción Digital El Heraldo de México.
vbs
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