Mexicanos y centroamericanos han dejado de asistir a sus centros de trabajo en Texas ante el temor de ser deportados por las políticas anunciadas por el gobierno de Estados Unidos esta semana.
En restaurantes y hoteles de la isla del Padre, Puerto Isabel y en MaKallen Texas, los agentes de ICE (Inmigración and Customs Enforcement), realizan auditorías para verificar el estatus legal de los empleados en aquel país, aseguró en entrevista para El Heraldo de México, Martha Sánchez, de la organización Unión del Pueblo Entero (LUPE).
“Están haciendo una campaña intensa, para checar los negocios y los documentos de las personas que ahí trabajan, especialmente en los hoteles y restaurantes de la Isla del Padre y Puerto Isabel, que es un área turística”, informó.
Los dueños de los negocios les han avisado a sus trabajadores que la patrulla fronteriza o el departamento de ICE revisarán los documentos de los trabajadores.
“Algunos patrones están tratando de proteger a sus trabajadores y de decirles que no vayan a trabajar unos días, pero el que el ICE revise los documentos de los migrantes augura que habrá deportaciones”.
Explicó que, en esta región de EU, por su cercanía a la frontera con México, vive un número importante de migrantes latinos que fueron repatriados y reingresaron de nuevo a la unión americana.
“Nosotros intensificamos los talleres 'Conozcan sus Derechos', para que no abran la puerta o no digan más de lo que deben decir, que salgan lo menos que puedan, porque a eso hemos llegado”, dijo.
Paulina Chávez, especialista en temas migratorios y ex vocera de la Embajada de México en EU, explicó que esta semana los diferentes consulados de México reforzaron sus campañas de difusión sobre los derechos de los inmigrantes ante la amenaza de las deportaciones.
“Las comunidades latinas de migrantes están alertas, sabiendo que la efectividad de los operativos radica en su secrecía, por lo que saben que es cuestión de tiempo y los obliga a esconderse”, aseguró.
TEMEN DEPORTACIÓN
Mientras tanto, Carmen, una migrante hondureña que vive en Pasadena, California, huyó hace un año con su familia de su país por la extorsión de maras. Hoy viven con miedo.
“Vivimos con pavor de pensar en que podemos regresar a nuestro país. Por eso, desde la semana pasada dejé de ir a trabajar.
“Prefiero no ir a trabajar, aunque estemos limitados y nos alcance solo para la renta”, lamentó.
Por Elena Soto