Eran las nueve de la noche del domingo en Zapotitlán. Allí los nativos del pueblo de Tláhuac veneran en febrero al apóstol Santiago desde el siglo XVII, porque —cuenta la leyenda— les trajo lluvias en momentos de sequía para sus siembras. Los juegos pirotécnicos este fin de semana alegraban a más de dos mil personas cuando sobrevino una explosión y luego una gran bola de fuego cubrió la plaza.
La gente corrió, a manera de huida, hacía las calles que desembocan en la explanada.
Mujeres y hombres entraron en crisis nerviosas. Los vecinos que contemplaban el espectáculo en azoteas de casas aledañas captaron los estallidos y la sacudida por la onda expansiva de la detonación.
Un joven con sudadera verde cayó inconsciente al suelo. Una mujer intentó reanimarlo, pero él no respondió. Fue sacado en brazos y llevado al hospital por los propios asistentes.
Más tarde llegaron cuadrillas de paramédicos que subieron en ambulancias a heridos con quemaduras graves.
Desde cuatro meses antes de la Fiesta de Luces y Música en Santiago Zapotitlán, los mayordomos encargados de la organización van de casa en casa pidiendo coperacha hasta recolectar 140 pesos por familia.
Lo que se junta es para grupos musicales, arreglos florales del templo, comidas y los fuegos artificiales, principalmente. Las familias preparan mole con pollo, tamales y otros platillos e invitan a sus familiares y amigos.
Además de la fiesta de febrero, se hace otra en julio para honrar a otro santo.
En ambos casos, con la quema de castillos se abre en domingo una semana de fiestas y luces que concluye ocho días después con la quema de toritos (de cartón cargado de cohetes que salen disparados en torno a la plaza repleta de gente), un espectáculo visual incandescente que deja más de 50 heridos con quemaduras de hasta tercer grado. Quienes asisten, lo hacen bajo su propia responsabilidad. En la quema de castillos, sin embargo, no se había presentado un caso como el del domingo.
Usuarios de Twitter que viven en la zona reportaron haber sentido una sacudida y una fuerte vibración en sus ventanas, lo cual causó alarma porque el sismo de septiembre pegó fuerte debido a que por ahí cruza una falla geológica y donde, por cierto, las autoridades tienen en el olvido a la mayoría de los damnificados.
A cuatro días del estallido no hay cifras oficiales sobre los heridos ni se sabe qué pasó con el joven de la sudadera verde.
Tampoco hay un reporte sobre las causas, pero se habla de tres hipótesis: fuga de gas de un puesto de papas, detonación de un transformador de la CFE y falla de los técnicos encargados de la pirotecnia.
El accidente, sin embargo, dejó ver las irregularidades en la logística de Protección Civil de la delegación Tláhuac. Pese a todo, la quema de toritos no será suspendida para el domingo entrante, de acuerdo con la mayordomía que honra al apóstol Santiago.
Aunque pueblos aledaños —desde el oriente y sur de la Ciudad de México hasta conectarse
con Xochimilco y Milpa Alta, colindantes con Morelos o Estado de México— llevan una tradición similar, es en Santiago Zapotitlán donde la quema de castillos y toros genera la mayor expectación.
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ