El cáncer vasocelular de su suegro y la mejoría que presentó tras el uso de aceites derivados de la
cannabis motivó a
Raúl Porras Gutiérrez, médico de 30 años, a crear
Cannapeutas, iniciativa que orienta sobre la cultura y procesos médicos de la cannabis.
Bajo el principio
hipocrático de velar por la salud de las personas que no pueden esperar la actualización de la legislación,
Porras da guías para extraer el
THC, sustancia activa de la
mariguana.
En su consultorio, ubicado al sur de la ciudad, cuenta que la demanda de
cannabis medicinal es muy alta y cada vez más socorrida por quienes padecen enfermedades crónicas como
artritis,
neuropatía diabética y
Parkinson, así como enfermedades autoinmunes como esclerosis múltiple.
https://youtu.be/caJLc7CrQOU
El egresado de la
UNAM y con una certificación por
The Medical Cannabis Institute, asegura que en el país es necesaria una educación seria en torno a la
cannabis medicinal.
En 1992, en Israel,
Raphael Mechoulam, descubrió el sistema
endocannabinoide, que permite saber cómo actúa la sustancia en el cuerpo, pero en México la investigación, tiene un
retraso de unos
25 años.
“Es necesario romper prejuicios. Esto va hacia la apertura para la
investigación, sin embargo, no es definitivo ni debe quedarse allí, porque todavía los
pacientes se ven privados del acceso a la medicina”, explica.
El 28 de abril la
Cámara de Diputados aprobó las reformas que permiten el uso medicinal y científico de la
cannabis, tras la insistencia de organizaciones civiles que iniciaron una batalla jurídica en 2015 para lograr la importación de medicamentos derivados del THC, que sólo se consiguen en países como EU y Canadá.
https://youtu.be/CJ9ePv1oxkw
El médico sabe que en la situación actual, su quehacer puede considerarse ilegal, pero su motivación es que quienes necesitan el
THC para aliviar su padecimiento, lo hagan de manera más profesional en casa y reduciendo riesgos.
Su misión es que
Cannapeutas sea una asociación que le permita ser donadora autorizada y llevar a cabo investigación, crear vínculos con gobierno y promover la educación sobre la
cannabis.
POR LIZETH GÓMEZ DE ANDA