Yucatán, dividido por la caza de venado

MÉRIDA. Aunque en Yucatán no se otorgan permisos, la caza de venado –animal representativo de la entidad– además de ser una actividad deportiva o de recreación, es una forma tradicional de parte de los descendientes de los mayas para subsistir económicamente y para alimentarse. De acuerdo con la delegación de la Semarnat, en Yucatán existen unos 200 mil ejemplares de venados, distribuidos en zonas silvestres y los que se reproducen en las Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMAS). Y aunque esa dependencia federal publica los calendarios con las fechas permitidas éste y otros animales en el país, en el estado no se entregan permisos, por el riesgo en que se encuentra la especie, por lo que la actividad es considerada ilegal. Sin embargo, se ha detectado que grupos, principalmente de Mérida, se organizan y se adentrar por las noches a las zonas silvestres para cazar. Además, comunidades mayas consideran la cacería como parte de sus tradiciones, pues desde épocas prehispánicas el venado era utilizado en rituales, como ofrenda a sus dioses y hasta para la fertilidad. Es una práctica que se hereda de generación en generación. Y a pesar de que la veda es permanente y las penas se han elevado con las reformas a la Ley General de Vida Silvestre, en los hogares en comunidades yucatecas, el tzic de venado es uno de los platillos predilectos en fiestas patronales o en conmemoraciones familiares. El delegado de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) en Yucatán, José Lafontaine Hamui, informó que en municipios como Tekax, Izamal Chocholá y Tizimín se ha detectado que esta práctica está muy arraigada; incluso, cazadores realizan batidas o se organizan para comercializar su carne en otras entidades, sobre todo en Campeche y Quintana Roo. Agregó que la administración federal ha decomisado 27 armas, cuatro vehículos equipados de cazadores, y 160 cartuchos útiles; “cada uno representa un animal que no murió”. De igual manera, este año lograron sentenciar a una persona por cacería ilegal, quien podría estar en prisión de uno a nueve años, y están en procesos penales varios casos por comercializar la carne de venado. Jorge Carlos Berlín Montero, delegado de la Semarnat, aclaró que sólo en 14 UMAS de Yucatán se permite aprovechar el venado cola blanca; esos lugares cuentan con una población aproximada de 120 animales. “Cuando tienen un buen programa de manejo, y llevan bitácoras de asentamientos de sus poblaciones, se les autoriza comercializar su excedente, por eso ahora es común encontrar en los menús de restaurantes platillos con venado”, explicó. La Semarnat dijo que en la entidad no se permiten actividades cinegéticas en las UMAS, como ocurre en otros estados como Campeche, en donde incluso se fomenta esta práctica desde un enfoque turístico. PAGÓ SUS ESTUDIOS Desde pequeño, Jesús Muñoz comenzó a salir al monte con familiares y amigos a “tirar venado”, práctica que le sirvió para pagar sus estudios, reveló, al vender la carne en 200 pesos por kilo. Consideró que las autoridades deben entender que pobladores recurren a la caza de venado para alimentar a sus familias cuando pierden sus cosechas o se quedan sin dinero, por lo que deberían entregar permisos o no ser sancionados. Aseguró que ahora sólo caza, junto con sus amigos, en las fechas establecidas y se enfoca en ciervos, es decir, machos adultos. Nunca disparan a hembras o ejemplares jóvenes, porque no han llegado a la edad reproductiva y tienen poca carne. La intención, insistió, es no perjudicar la reproducción. Criticó la prohibición de la Semarnat, pues a su parecer, con estas acciones se fomenta el furtivismo, pues exotiza la carne de venado, la cual cada vez se vende más cara en Yucatán, pone en riesgo a los cazadores y a la población, quienes a escondidas salen a disparar por las noches. POR HERBETH ESCALANTE OJEDA
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