Policías infiltradas, causa de violencia

La causa estructural del recrudecimiento de la violencia en México es la incapacidad de las corporaciones policiales para disminuirla, indica un estudio del Instituto Brookings, con sede en Washington, D.C. Tomando en cuenta las 177 mil muertes relacionadas con el tráfico de drogas en México de 2007 a 2017, el estudio señala que “el conflicto en México es más intenso que muchas de las guerras civiles e insurgencias en el mundo”. La autora, Vanda Felbab-Brown, experta en política exterior y seguridad, señala que la pérdida de la capacidad de las policías locales se colapsó en la década de 1980, en gran medida porque los grupos criminales infiltraron ampliamente los niveles más altos de las corporaciones policiales, y porque los esfuerzos subsecuentes por reformar las instituciones de seguridad pública han sido insuficientes. “México necesita emprender reformas serias a las policías locales, en lugar de quedarse atorados por años en el tema de si las policías locales deberán integrarse a las policías estatales o seguir separadas”, sostiene Felbab-Brown.
Otro factor que ha incrementado la escalada de violencia en México es el aumento en el consumo de los opioides, como la heroína, y el incremento subsecuente en el cultivo de amapola en México, de acuerdo con el estudio titulado “Enganchados: violencia en México y la demanda de drogas en EEUU”. Cifras de la Sociedad Ame- ricana de Medicina para la Adicción revelan que existen 591 mil adictos a la heroína en Estados Unidos, y que en 2015 cerca de 13 mil personas murieron por sobredosis de esta droga. Felbab-Brown expuso la importancia de la rehabilitación de adictos “acérrimos” a través de programas de desintoxicación mediante el suministro controlado de medicamentos como Naloxona, pues este tipo de adictos consumen el 80 por ciento de las drogas que llegan al país, mientras que los usuarios casuales consumen el 20 por ciento restante. “Una campaña de abstinencia no trae buenos resultados, y encarcelar a los usuarios genera un tremendo daño social, sin reducir ni el uso ni la demanda”, señala el estudio.
Por Luis Pérez
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