La casa de Twiggy He dispone de menos de 10 metros cuadrados. Eso sí, la puede estacionar frente a su oficina y con su cocina abierta, su bañera y su piano eléctrico es la envidia de sus compañeros.
Con esta furgoneta amarilla reacondicionada, bautizada YOLO (You only live once, sólo vives una vez), He necesita únicamente dos minutos para ir de su cama a su escritorio en una empresa de comercio en línea.
Además, le permite ahorrarse miles de yuanes al mes en Shenzhen, el centro tecnológico de China y una de las ciudades más caras del país.
La mujer, de 28 años de edad, forma parte del creciente número de jóvenes urbanos en China que, tras comprobar los desorbitados precios de la vivienda, buscan una alternativa.
"Vivir en una casa rodante es muy liberador", dijo.
Sus gastos mensuales vinculados a la vivienda cayeron de dos mil 500 yuanes (350 dólares) cuando alquilaba un apartamento a 600 yuanes (unos 83 dólares), dado que el precio del estacionamiento es sólo de 20 yuanes diarios (menos de 0.30 dólares).
Mientras que para Zhang Xi, que empezó a vivir en una casa rodante junto a su compañera antes de abrir un taller de reacondicionamiento de furgonetas, el costo era el principal factor.
"Los precios de las propiedades en Shenzhen están fuera del alcance de gente ordinaria como yo", argumentó.
Un estudio de un instituto de investigación del mercado inmobiliario apunta que la proporción de los ingresos destinados al alquiler llega a 49%.
En la compra es aún peor. De media, el precio del metro cuadrado de un piso de segunda mano se sitúa en 65 mil yuanes (casi nueve mil dólares), nueve veces el salario mensual medio en el sector privado.
MAAZ